Era el primer día de Julián como profesor.
Estaba muy nervioso, además no sabía que le iba a enseñar a
los niños.
Solo la dulce sonrisa de Ana María logró tranquilizarlo un
poco:
-Relájate, primo, lo harás bien-
Ella le tomó la mano y Julián sintió que sus mejillas
ardían. Le encantaba mirarla a los ojos, eran los ojos de un ángel.... Si tan
solo no fueran primos, si él tampoco hubiera sido un delincuente, entonces tal
vez tendría alguna oportunidad con ella, pero era muy difícil. Los ángeles como Ana María no se enamoraban
de tipos como él.
Lanzó un suspiro.
-¿Que me está pasando?- se preguntó
Nunca había suspirado por ninguna mujer, nunca se había
enamorado siquiera, pero Ana María
tenía algo que le resultaba irresistible.
-Te irá excelente, primo- le dijo ella- todas las buenas
vibras para ti-
-Gracias, anita-
-Yo también te doy mis mejores vibras, Julián- dijo Roxana
-Gracias-
Se fue a la escuela muy nervioso.
Don Rómulo, el director, lo estaba esperando:
-Bienvenido, profesor- le dijo- los niños lo están
esperando-
Los niños de la escuela le tenían preparado un acto de
bienvenida.
Luego pasaron a la sala.
Los pequeños esperaban ansiosos a que Julián comenzara a
hablar, este les empezó a contar historias que le habían enseñado en la cárcel.
Algunos de los niños no sabían ni leer ni escribir por lo
que Julián tendría una dura tarea por delante.
-Espero que estemos mucho tiempo juntos, niños- dijo
Al menos hasta que logre conquistar a Ana María, pensó
Si, estaba enamorado de su prima y quería jugarse el todo por el todo para conquistarla, sin
embargo, cuando estaba cerca de ella se quedaba sin palabras
-¿Como decírtelo, Anita? ¿Cómo decirte que aunque sea tu
primo te amo más que a mi vida?
continuara...


