En una pequeña localidad llamada El Tangue vive mi
amigo Lucho Aguirre, si alguna vez visitan ese hermoso lugar lo reconocerán por
su gran cabeza y su voz media flautona, además tiene los ojos azules ("Soy el único ojos azules de todo el
Tangue" dice siempre) y un tinte rojizo.
Es feo mi pobre amigo, además es ingenuo y casi
siempre le pasan cosas impensadas.
El Tangue es un hermoso lugar, un pedacito de paraíso
ubicado en la cuarta región de nuestro país, es una zona campestre, de gente
amable y dicharachera, aquí se levantan apenas canta el gallo pues todos son
gente esforzada y trabajadora.
En una pequeña casa cerca de la pulpería nació mi
amigo Lucho Aguirre.
Fue criado por su madre, la señora Demi quien al ser
hijo único lo sobreprotegía demasiado.
Tal vez por eso el Luchín salió medio tímido y asustadizo.
Mi amigo siempre andaba con la señora Demi para todos lados
y cuando salía a jugar solito en las totoras los niños lo molestaban. El Jecho y el Bicache eran muy pesados con
él, le ponían sobrenombres y le hacían
bromas crueles, el Lucho solo se reía.
Una vez intentó desquitarse, pero le dejaron el ojo morado y desde
entonces les tuvo miedo.
Pero el Lucho tenía un buen amigo; el Chicho, este a veces iba a su
casa a invitarlo a jugar a la pelota o a
buscar nidos de perdices o tórtolas. El
Chicho era su gran amigo, aunque también le decía cabezón.
Ese verano fue muy caluroso, pero el Lucho agradecía
vivir cerca de la pulpería, así podía tomarse un helado cuando quería o decirle
a su mamá que comprara una bebida, casi siempre una Coca Cola bien helada.
Quedaban pocos días para entrar a la escuela y el
Lucho estaba nervioso, no quería volver a clases, en la escuela los niños lo
molestaban mucho.
Le pidió a la Demi que lo cambiara a la escuela de
Tongoy
-¿Y en que te vay a ir todos los días pa allá? - le
preguntó ella- Es mínimo una hora de
camino. No, mi niño, usted sigue estudiando acá en El Tangue nomas-
El Lucho quiso rezongar, pero recordó las tundas a
poto pelao que la Demi le daba cuando se portaba mal por lo que desechó la
idea. No le quedaba más remedio que aceptar su destino e ir a la escuela del
Tangue.
-Mañana voy a ir a Coquimbo a comprarte el uniforme-
le dijo la Demi
-Ya, mamita-
Pero el Lucho se olvidó de lo que su madre le había dicho y cuando despertó al
otro día se asustó al no encontrarla.
-¡Mamita ¿Donde estay? - preguntaba con los ojos llorosos
Buscó por toda la casa, hasta en el gallinero, pero no
la encontró.
En puro pijama fue a preguntarle a la Marta si la
había visto
-Tu mamá salió temprano- le dijo la Marta- se fue en
un auto-
-¿En un auto?
El Lucho se asustó
-Tu mamá se fue de la casa, cabezón- le dijo el
Bicache que a esa hora estaba comprando pan- se aburrió de ti y se fue-
Al Lucho se le llenaron los ojitos de lagrimas
-¡Mentira! ella no se pudo haber ido..
-Ayer me dijo que se quería ir de la casa, que te iba
a dejar solo-
El Lucho salió llorando de la pulpería
-MAMITA, MAMITA....
Se fue a las casas más cercanas a preguntar si la habían visto, pero era como
si a la Demi se la hubiera tragado la tierra
-Entonces es cierto, mi mamita se fue de la casa-
El Lucho se puso a llorar ¿Que iba a ser de el ahora?
¿Quién lo iba a cuidar?
El guatón José pasó por ahí
-¿Que tenis, cabezón? ¿Por qué lloray?-
El Lucho con un hilo de voz y con los mocos colgando le contó:
-Mi mamita se fue de la casa-
-¡Se aburrió de ti!- le gritó el Bicache
-¿Que voy a hacer ahora? Voy a tener que quedarme solo
¿Que voy a comer?-
-Vay a tener que decirle a tu padrino Aquiles que te
adopte-
-Eso voy a hacer-
El Lucho empezó a meter sus cosas en un bolso.
En ese momento llegó la señora Luz, una vecina
-¿Que estay haciendo, luchito?- le preguntó
-Mi mamá se fue de la casa y ahora no me queda más que
ir a vivir con mi pairino Aquiles-
-¡Tonto! Tu mamá no se ha ido de la casa, solo fue a
Coquimbo a comprar mercadería-
Fue cuando el Lucho recordó que su madre se lo había
mencionado la noche anterior
-¡De veras que me lo dijo!-
-Cabeza de pollo, la Demi me encargó que te cuidara-
El Lucho se quedó
esperando a su madre en casa de la señora Luz.
Recién en la tarde apareció un colectivo por los
polvorientos caminos del Tangue.
Ahí venia la
Demi y el Lucho corrió feliz a abrazarla
-¡Mamita, mamita!-
-Hola, mi niño-
-Te eché tanto de menos, mamita linda-
-Y yo a ti, mi niño-
El Lucho ayudó a bajar las cajas
-Te compré la ropa de la escuela- le dijo su madre
El Lucho se puso nervioso, pero cuando la Demi le
mostró que le había traído otro regalo, el Lucho se volvió a poner contento.
Era una pelota de futbol.