miércoles, 10 de junio de 2015

2023, capitulo 1

Martin se pasaba muchas horas encerrado en su habitación.   No se despegaba de su computador.  La única vez que lo hacía era en las mañanas para irse a la universidad.  Ahí tenia buenos amigos quienes hacían hasta lo imposible para que saliera un rato en la tarde a distraerse, pero no había caso.
Martin dedicaba su vida a la computación o a estudiar.

Su amigo Hugo no se rendía
-Martin ¿Quieres ir a Viña del Mar este fin de semana?-
-No-
-Sal un rato, hombre, no puedes pasarte toda la vida frente al computador-
-Ya te dije que no.  No me gusta salir-
-Cuando te diga quién va a ir con nosotros vas a cambiar de opinión-
-¿Quién va a ir con ustedes?-
-La Susi-
El corazón de Martin dio un brinco al escuchar ese nombre.  Se trataba de Susi, la niña de quien siempre había  estado enamorado

Continuará… 

martes, 9 de junio de 2015

EL HOMBRE QUE ODIABA LAS CRUCES, CAPITULO 1

 En Las últimas horas de la tarde, antes de que el sol se oculte tras los ancestrales cerros, se pueden oír el balido de las cabras que son encerradas en los corrales por sus dueños o las escandalosas taguas que revolotean por encima de la laguna o tal vez las rancheras que pone Ño Julio en su vieja radio.
Eso es lo que se escucha antes de que llegue la noche con sus sombras y su agobiante silencio.
En el campo de la hacienda Toledar viven alrededor de treinta personas en casas separadas por varios minutos unas de otras.
Aquí no hay autos ni motos, solo los tractores, caballos o carretas tiradas por bueyes recorren los polvorientos caminos.
Lo que más abunda aquí son los bellos paisajes: hileras de interminables arboledas, un canal y una laguna son algunos de los atributos con los que la naturaleza ha bendecido estas tierras.
La gente vive en casas de adobe con techos de totora y crían gallinas, cabras, chanchos, vacas, gansos o pavos. Tienen   huertas donde siembran y cultivan.
Los hombres trabajan en el campo y las mujeres se quedan en la casa haciendo las cosas pues aquí la cultura es machistas, solo unas pocas trabajan de temporeras en la hacienda Toledar o van al pueblo cercano a trabajar vendiendo en los puestos de la feria.

La vida es agradable en este lugar o por lo menos lo era hasta que empezó todo este asunto del chupa sangre.

Ña Peta era la más anciana de la localidad  y siempre decía que la casa de los Rivera estaba maldita.
-Ahora está abandonada por lo mismo- dijo- pero en mis tiempos ahí vivió un hombre que era peor que el demonio-

Hasta ahora nadie había querido arrendar la casa por las leyendas que existían en torno a ella, pero un día llegó una familia de afuerinos que compraron la casa, se trataba de Don Benancio, su esposa Lucrecia y sus hijos Joel y Amatista.
-Estos ajuerinos no saben na’ con la chichita que se están curando- dijo Ña Peta cuando supo- cuando les empiecen a penar y les tiren las patas en las noches los quiero ver-
Continuará