sábado, 17 de diciembre de 2016

Uy vecinita capitulo 8

8-RESUMEN: Ricardo, un ex pololo de Paulina sigue obsesionado con ella, logra averiguar donde vive y espera hasta que se va Héctor para ir a golpear su puerta y besar a Paulina a la fuerza..

Paulina sorprendida absolutamente  por aquel beso poco pudo hacer.
Ricardo apretó con fuerza su cintura mientras sus labios probaban los de Paulina.
-¡Suelta, weon!-
Paulina se liberó de sus brazos:
-¿Que wea crees que haces, weon?-
-Pauly, yo aún te quiero y no pude contener las ganas de volver a besarte-
-Ándate,  sal de mi casa-
-Perdóname-
-¡Ándate!-
Ricardo se fue, pero al menos se había dado el gusto de volver a probar esos labios
-Por ahora me rechaza- pensó- pero ya va a volver a mí y  me pedirá que recordemos viejos tiempos-

Paulina estaba furiosa
-Weon patuo, por la cresta, debí haberle pegado una cachetada, se lo merecía-
Salió furiosa persiguiendo a Ricardo, pero no lo encontró
-Uy, weon, que rabia, pero si vuelvo a verlo le vuelo la jeta de una cachetada-
Estaba tan enojada que ni al gimnasio quiso ir.

Paolo, extrañado ante su ausencia fue a verla.
A Paulina se le espantó la furia cuando lo vio, una sonrisa se le dibujó en el rostro
-Hola, Paolo-
-Hola, Paulina, me preguntaba por qué  no habías ido hoy al gimnasio-
-Ah, es que tuve un problema-
-¿Estás bien?  ¿Puedo ayudarte en algo?-
-Estoy bien, gracias-
-Pensé que quizás te habías enfermado o te había pasado algo-
-Mañana voy sin falta-
-Bueno, te espero entonces-
-Nos vemos-
Paulina se quedó mirando como Paolo subía hasta su departamento
-Es tan lindo- pensó ella 

Al otro día Paulina se puso su tenida deportiva y se fue al gimnasio.
El italiano sonrió al verla.
-Paulina, que gusto que hayas venido-
-Hola-
Paulina se puso a hacer sus habituales ejercicios, había llevado ropa para cambiarse y una toalla para después de ducharse.
Mientras hacia sus ejercicios ella no dejaba de mirar a Paolo
-¿Qué me pasa?-  se preguntaba-¿Por qué no puedo dejar de verlo?-
Se fijaba en sus bien formados músculos, en el bulto que se le marcaba en la entrepierna.

Al terminar de ejercitarse Paulina le consiguió la ducha 
-Por supuesto- le dijo el- ocúpala nomas-
Paulina se metió a la ducha, estaba en lo mejor bañándose y pensando en el paquete de Paolo cuando...
-¿Eh?...
El agua se cortó
-¿Qué pasó?-
   Paulina salió de la ducha:
-¡Paolo, se cortó el agua!-
Pero no hubo respuesta
-¡Paolo, se cortó el agua!-
No se escuchaba nada, ni siquiera el  murmullo de la gente haciendo ejercicios
-¿Se habrán ido todos?-
Echó un vistazo por la puerta; en los baños no se veía nada. 
-¡Paolo!-
Sin respuesta.
Se puso la toalla y salió a mirar.
Efectivamente el gimnasio estaba vacío.
- Se fueron y yo me quedé aquí... Y se cortó  el agua mas encima..AAY..
Chocó con Paolo
-Paulina ¿Qué haces así semi desnuda aquí?-
-Se cortó el agua-
- A ver-
Paolo revisó la ducha de mujeres
-Debe haber una llave mala porque en la ducha de hombres si hay agua-
-¿Y ahora qué hago?
De pronto la toalla se   le cayó y quedó desnuda frente al apuesto italiano
-AAAY..
Continuará  




miércoles, 14 de diciembre de 2016

sureña de mi alma, capitulo 4

Me puse muy nervioso cuando me habló:
-¿Me ayudas?- me preguntó señalando las pesadas  bolsas que llevaba en su mano
-¿Ah?-
-¿Me puedes ayudar?- volvió a preguntar
-Si-
Tomé las bolsas, estaban bastante pesaditas
-¿Te las puedes?- me preguntó
-Sí, si tengo fuerza-
Mientras caminábamos hasta su casa comenzó a hacerme algunas preguntas
-¿Cómo te  llamas?- me preguntó
-Manuel-
-Manuel, soy Érica-
Eso ya lo sabía, pero no imaginaba que su sonrisa fuera tan linda así de cerca.
-¿Cuántos años tienes?-
-18-
-Mmm, eres joven-
Iba a preguntarle su edad, pero mi madre siempre me había dicho que era mala educación preguntarle la edad a las mujeres
-¿Tienes polola?- me preguntó
-No- respondí con un hilo de voz
-Parece que eres bien tímido-
Sentí como mis mejillas ardían, me puse rojo
-Jijiji, te sonrojaste-
Llegamos a su casa, ella abrió la puerta y por unos segundos me quedé embobado mirándole las piernas   
-Pasa- me dijo
-¿Ah?-
-Pasa ¿Puedes dejarme las bolsas sobre la mesa, por favor?-
¿Quien podía decirle que no a ese angelito?
-Bueno-
Entré, la casa era bastante elegante.
Puse las bolsas sobre la mesa.
-Gracias, te pasaste-
Iba a retirarme, pero me detuvo:
-Espera- dijo- deja ofrecerte un juguito.  Algo que sea en forma de agradecimiento por tu caballerosidad-
-Eh...
-Toma asiento-
Nuevamente no pude negarme


  


lunes, 12 de diciembre de 2016

Un te amo entre susurros, capitulo 17

Las atenciones de Julián y el que estuviera justo cuando ella se sentía muy triste para subirle el ánimo, hicieron que se ganara un gran espacio en su corazón….Y poco a poco el primo a quien ella quería tanto se convirtió en algo más y ella comenzó a quererlo más que como a un simple familiar y so la confundía. 
Se lo contó a su amiga  Roxana
-Me gusta mi primo- le dijo un tanto afligida
-El también siente lo mismo, estoy segura, se le nota-
-Pero somos primos-
-Eso solo lo sé yo en este pueblo, nadie los va a criticar si llega a pasar algo entre ustedes, además, cuando hay amor nada más importa-
-No lo sé….

Julián ya había notado algo distinto en la mirada de Ana María, ella a veces sonreía y él le devolvía el  gesto.
Julián se armó de valor y decidió tratar de confesarle todo lo que sentía por  ella, para eso la invitó de noche al desierto
-Aunque lo vea mil veces siempre me maravilla este paisaje- dijo ella
Julián no sabía cómo decírselo
-Ana María, yo…
-¿Si?-
Ella sonreía y eso lo ponía más nervioso
-¿Y si al confesarle lo que siento termino por arruinarlo todo?- pensaba
Prefirió callar como siempre aunque pasaron un lindo rato esa noche.

-Nunca podré decírselo- se lamentaba Julián más tarde-Anita nunca sabrá que estoy enamorado de ella, y si lo sabe ¿Qué posibilidades tengo de  que se fije en mí? Yo soy un ex presidiario y ella es prácticamente un ángel-
-Yo te puedo ayudar le  dijo alguien
Julián se sobresaltó; Roxana lo había escuchado