sábado, 17 de marzo de 2018

Como sobrevivir siendo un tímido en Tongoy


Mi mamá me pasa el pantalón de color gris y yo ya sé lo que eso significa:   Estamos a muy pocos días de volver al colegio y no quiero.
No me malentiendan, no es que sea un niño flojo, (de hecho soy bastante habiloso) el problema son mis compañeros de curso; me molestan y me quitan la colación, además de ponerme sobrenombres.  Se han esmerado tanto en molestarme, que no tengo ningún amigo y en los recreos me la paso solo en un rincón del patio, viendo como los  otros niños juegan.
Todo se debe a que soy demasiado tímido y prácticamente no hablo en clases, de hecho, en kínder no dije una sola palabra durante todo el año. La profesora y mis compañeros pensaron que yo era mudo, pero cuando mi mamá les dijo que no, intentaron hacerme hablar por todos los medios posibles, aunque nada les resultó. Yo no dije ni una sola palabra.
Recién en primero básico hablé, aunque muy poquito, y como los demás veían que no hablaba y que además era medio torpe empezaron a molestarme y a ponerme sobrenombres.  Yo era medio alejado de la mano de dios así que los apodos hacia mi rostro abundaban y yo no les decía nada pues les tenía miedo y tampoco quería meterme en problemas.

Mi niñez fue muy solitaria. Tímido, como era, me costaba hacer amigos y los otros niños del barrio no se juntaban conmigo por lo que me la pasaba en el patio de mi casa jugando con mis soldados de plomo y mis granjas en miniatura.
Era hijo único así que tampoco tuve hermanos con quien compartir. Me pasaba los días en compañía de mi mamá  quien lavaba ropa por encargo. A mi papá lo veía poco, se la pasaba trabajando  y los fines de semana se mandaba a tomar con sus amigos. Nosotros vivíamos muy cerca del "San Carlos", una de las dos quintas de recreo que habían en Tongoy, en ese lugar mi mamá no era bienvenida pues varias veces había ido furiosa a buscar a mi viejo y a puro escobazo lo había sacado de ahí golpeando en más de una ocasión a las niñas con escasa ropa que ahí trabajaban.
-Algún día te voy a llevar al San Carlos pa que te hagay hombre- me decía mi papá cuando llegaba borracho
-No le digas esas cosas al niño- gruñía mi mamá
Y empezaban a discutir.

Pero el San Carlos aun no estaba entre mis preocupaciones, por ahora mis nervios estaban a punto de estallar por tener que entrar a la escuela.
Me llamo Jetulio (No se rían, me pusieron ese nombre en honor a mi abuelo Don Jetulio Benavides) y esta es mi historia:



                                                1
Mi mamá me mira y me dice lo que me ha repetido durante todo febrero:
-Te voy a echar abajo esa chasca-
En verdad estaba bien pelucón,  pero estábamos esperando a que se acercara la época de  escuela para cortarme el pelo.
-Toma, anda donde el Priscila- me dice mi mamá y me pasa mil quinientos pesos
A mí no me gusta cortarme el pelo donde el Priscila, dicen que hace cariñitos mientras pasa la tijera y además si mis compañeros me vieran entrando ahí me molestarían todo el año.
  No, yo me corto en otro lado, hago lesa a mi mamá y en vez de irme donde el Priscila me desvío donde una señora que corta igual de bien.
Hasta el momento mi mamá no ha notado la diferencia.
Aquí estoy, frente a la señora Nena  
  -¿Cómo quieres que te corte?- me pregunta
Y yo no tengo idea de que corte hacerme. La verdad es que mi mamá siempre me acompaña a cortarme el pelo y ella le dice a la peluquera como quiere que me corte, pero ahora vine solo.
¿Cómo cortarme?
-¿Cómo te corto?- vuelve a preguntarme
  Yo me encojo de hombres
-Uta el niño pa tonto- dice
-Bien corto- me atrevo a aclararle- es pa ir a la escuela-
-Ah, hubieray dicho eso desde un principio-
Sonreí, pero me volví a espantar cuando dijo:
-Te voy a hacer el corte tipo vasenica




Antonia, capitulo 2


Todos los presentes guardaron silencio.
-No tengo pa que prestarte mi guitarra, mi niña- dijo la abuela Ercilia
Tras ella había un paquete envuelto, sus curvas hacían presagiar de qué se trataba.
Antonia se acercó  lentamente a donde estaba aquel paquete
-Ábrelo- le dijo su abuela- es para ti-
Antonia abrió aquel regalo y descubrió una hermosa guitarra café.
  -Es de parte de tu mamá y de mí-
Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas
-Gracias, abuela-
Abrazó a la anciana y no pudo contener su llanto de emoción
-Gracias a ti también, mamá-   
Le dio un abrazo a su madre
-La guitarra esta afinadita- dijo la abuela Ercilia- puede tocarla nomas-
Antonia esperó unos segundos, se secó las lágrimas y empezó a tocar una cueca en medio de los aplausos y vítores.
No tardaron en salir las primeras parejas a la pista, empezaron los zapateos y los gritos de "Vuelta".

Antonia tocó dos cuecas y luego recibió el aplauso de los ahí presentes
-Pero cante también, mi niña- le dijo la abuela Ercilia
Antonia tenía una voz muy hermosa, pero le daba vergüenza cantar
-No, abuela- dijo- mejor no-
-Ande, cante, no sea tímida-
-¡Que cante, que cante!- empezaron a gritar todos
Antonia les hizo caso y empezó a cantar. Todos quedaron maravillados con aquella voz
-Canta precioso- decían
A la abuela Ercilia y a la señora Rebeca se les caían las lágrimas de emoción.
Antonia volvió a ganarse los aplausos de los ahí presentes, después volvió a donde estaban Jennifer y    sus otros amigos.
Fue un hermoso cumpleaños, Antonia lo recordaría por siempre no solo por haber recibido la guitarra de regalo, sino también porque sería  su ultima celebración de cumpleaños en mucho tiempo.
Se avecinaba una época de muchas desgracias.

Antonia estuvo tocando guitarra hasta casi las dos de la mañana, quería probar su guitarra, oír como sonaban las cuecas que tanto le gustaban esta vez tocadas por ella.

Al amanecer escuchó gran alboroto en el comedor, se levantó a ver que estaba ocurriendo.
Su madre charlaba acaloradamente con Jorge, uno de los vecinos
-¡Huir no es la solución!- decía la señora Rebeca- ¡Hay que quedarse y enfrentar a los milicos!-
-Yo me voy, no quiero que maten a alguno de mi familia-
-Si es que llegan a venir, aunque no creo, este campo está lejos de la capital-
La señora Rebeca sintonizó  la radio, el presidente Allende estaba dando un discurso:
"....Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!..."
La radio quedó en silencio, la señora Rebeca y Jorge se miraron asustados
-Dicen que van a bombardear la moneda- dijo este último
-Me gustaría estar allá para defender al compañero presidente-
Al ver a Antonia intentaron disimular
-Buenos días, mi niña- dijo la señora Rebeca -¿Como amaneció?-
-Bien ¿Qué pasa, mamá?
-No pasa nada, mi niña, todo está bien-
-Tienes carita triste-
-Estoy bien, solo me duele un poco la cabeza, nada más, vaya a sentarse para que le sirva desayuno-

Durante todo ese día la gente de la hacienda corría de un lado a otro, todos andaban muy nerviosos y Antonia vio a la familia Pérez con un montón de maletas.
Se apuró a interrogar a Jennifer
-Jennifer ¿A dónde va tu familia?-
-Nos vamos del país, mi papá dice que nos marcharemos a Francia, tiene unos amigos que nos van a llevar-
-¿Por qué?  ¿Qué pasó?-
-No me quieren decir, dicen que son cosas de grandes, que después lo voy a entender-
-No quiero dejar de verte-
Antonia abrazó a su amiga
La madre de Jennifer tomó la mano de su hija:
-Vamos, Jenny, antes que vengan-
Jennifer se puso a llorar:
-Adiós, Antonia,  jamás me olvidaré de ti, amiga mía-
-Jennifer...
La señora Rebeca apareció:
-Antonia, vamos pa' la casa, es peligroso estar afuera-
Antonia no entendía que estaba  pasando ¿Por qué todo el mundo actuaba con miedo?
-¿Que está pasando en la hacienda?-  le preguntó a su mamá
Pero no le respondió.
-¿Que está pasando?- volvió a preguntar
-Son cosas de grandes, hija, no puedo explicarte ahora-
Se metieron a la casa y de ahí no salieron el resto del día. 
Antonia estaba asustada, sus padres nunca habían actuado así, Don Gregorio preparaba una escopeta y la señora Rebeca no dejaba de mirar por la ventana. Ambos estaban asustados.
-Antonia, escucha bien, si algo nos pasa debes ir donde tu tío Enrique-
-¿De qué hablas, mamá? ¿Qué es lo que va a pasar?-
Su madre no respondió, la besó en la frente y luego continuó mirando por la ventana.
Antonia estaba un poco confundida
-¿Qué pasa?-
Le preguntó a su abuela
-Hombres malos, mi niña- dijo la anciana - hombres malos han arruinado esta época  de gloria para el pueblo- los ojos de la abuela se humedecieron- esperemos que esta pesadilla termina pronto-
Antonia nunca había visto llorar a su abuela, eso la preocupó aun más.

Por la noche la señora Rebeca hizo que Antonia se acostara temprano
-No salgas de tu pieza a menos que te llamemos- le dijeron
Antonia no pudo dormir, se quedó tendida sobre su cama intentando escuchar que estaba pasando  en el comedor.
Pudo oír a su padre hablar mal de los militares y echar garabatos mientras cargaba su escopeta.
De pronto se escucharon disparos afuera
-¡Ya vienen!- gritó la abuela Ercilia
-¡No van a entrar a esta casa, milicos de mierda!- gritó Don Gregorio
Se escuchó un sinfín de balazos y luego un grito de dolor
Antonia temió lo peor
-¡Echen abajo la puerta!- gritó alguien     
Se escuchó un horrible ruido y luego la señora Rebeca comenzó a gritar
-¡Antonia, Antonia, tienes que salir de la casa!-
Golpearon la puerta de la habitación de Antonia
-¡Antonia, abre la puerta!- le dijo su madre, estaba aterrada
Antonia obedeció
-¿Qué pasa, mamá ?-
-Toma toda la ropa que puedas y vete donde tu tío Enrique-

La chica de mis sueños, capitulo 2


No puedo creerlo, la chica con la que tanto he soñado, la dueña de aquellos hermosos ojos color canela va en el mismo curso que yo.
Durante casi un minuto me quedo embobado mirándola.
En persona es aun más hermosa que en mis sueños.
Ella está en la sala, quisiera ir y presentarme, pero no tengo la personalidad para hacerlo, además ¿Que le diría? Soy Bernardo y sueño contigo casi todas las noches. No, mejor dejo todo como está, después de todo tengo todo un año para hablarle.
-¡Despabila, idiota!- me dice Emily zamarreándome del chaleco 
-Perdón, quedé muy impresionado-
-Mmm-
Suena la campana. Hora de ir a formarse y escuchar el típico discurso del director.
Emily y yo vamos a la fila del curso, con la mirada busco a la chica de mis sueños, pero me distraigo con la estruendosa risa de un compañero, un chico crespo con nariz aguileña. El inspector le llama la atención, el muchacho deja de molestar, pero luego que se va el inspector sigue, su víctima es un pobre flacuchento de lentes, presiento que lo molestará durante todo el año.

La inspectora general se llena de motivación para presentar al director, este es un hombre alto, calvo y con cara de general. En su rostro no se advierte sonrisa alguna.
-Buenos días- dice
-Buenos días- responde la mayoría del liceo, todos formados y ordenados
El viejo se presenta como el director Zepeda, comienza su discurso que dura casi media hora y me es imposible no bostezar.
Sigo buscando con la mirada a la chica de mis sueños. No la encuentro.
-Mira para adelante- me dice Emily mientras me da un codazo- anda el inspector y te va a regañar-

El discurso del director termina y los cursos se van a sus salas.
El chico de nariz aguileña sigue molestando al muchacho de gafas, creo que es el típico idiota que disfruta burlándose de los demás.   Siento deseos de decirle algo, de detenerlo, pero no creo ser tan valiente como para enfrentarlo.
Entramos a la sala y vuelvo a ver a la chica, está sentada bien al fondo.
-Mírame- le digo con la mente- mírame-
Eso funcionaria si tuviera poderes telepáticos, pero soy un simple mortal, un muchacho hipnotizado por la  belleza de aquella chica.}Emily me toma del brazo y me sienta a su lado.
-Deja de mirarla- me dice- pareces un psicópata-
-Está hermosa-
-.No tienes posibilidades con ella-
Emily sabe de todas mis malas experiencias en el amor, han sido escasas y muy malas. Jamás llegué a la segunda cita y como contaba en el capitulo anterior nunca pude besar a una chica.
El chico de lentes se sienta atrás de mi,  parece estar temeroso, y como no, si el idiota de nariz aguileña no ha dejado de molestarlo.

La sala se llena. Esperamos al profesor mientras miro a mis compañeros y compañeros, hay muchas muchachas bonitas. Rubias, morenas, pelirrojas.
Estoy en el paraíso.

Por fin llega el profesor, se presenta como Joel Felistidhes, un apellido raro, tan raro como el peinado de la chica morena de la fila cercana a la puerta, es un peinado escandaloso y casi ridículo.
Don Joel  nos explica que su apellido es griego y que será nuestro profesor jefe, luego comienza a pasar la lista.
Espero con ansias a que de el nombre de la chica de mis sueños, quiero saberlo.
La chica de peinado raro se llama Payuma y creo que es extranjera,  se notó algo raro en su acento al decir "presente"
El tipo de nariz aguileña se llama Mario, hace un chiste cuando se pone de pie y casi todo el curso ríe.  A mí no me hizo gracia, me parece un sujeto bastante desagradable.
Emily dice presente, noto como varios se quedan mirándola. Como dije, mi amiga era guapa.
El profesor dice  mi nombre y yo me pongo de pie
-Presente- digo y la voz me sale un poco rara
Mario lanza una carcajada mientras me vuelvo a sentar
Una chica muy bonita es la siguiente, su nombre es Susana y saca silbidos entre los demás niños, ella solo sonríe. 
Es el turno del chico de lentes, su nombre es Hans y no dice presente, solo levanta la mano, por eso mismo el profesor lo regaña
-¡Habla, niño tonto!- le dice Mario
Que desagradable, ya comienzo a odiar su forma de ser.
Hans dice presente esta vez y vuelve a sentarse, baja la vista un tanto avergonzado.
¿A qué hora van a nombrar a la chica de mis sueños? Quiero saber cómo se llama.
Otra muchacha, muy baja de estatura y flaca como un palillo dice presente, su nombre es Romina. Tiene una forma curiosa de cabeza, como una ampolleta o algo así.
Emily me dice que esta aburrida y bosteza, podría haberse tragado a la clase entera.

Y por fin llega el momento que esperaba, el profesor dice Alejandra y la chica de mis sueños se pone de pie.
Conque así se llama; Alejandra.
Fijo mi mirada en ella, mi amiga Emily me da un codazo
-¡Córtala, psicópata!- dice
Alejandra se vuelve a sentar. ¿En qué minuto me devolverá las miradas? ¿Cuándo comenzará   a hacerse realidad mi sueño?

El resto de la hora transcurre tranquilo, luego del consejo de curso nos tocó filosofía con la profesora Diana. (Que hermosas piernas las de la profe, me la pasé mirándolas de reojo durante toda la clase)
Fue cuando sonó el timbre para salir al primer recreo cuando ocurrió lo extraordinario.
Estaba en la puerta esperando a Emily cuando me encontré frente a frente con Alejandra.
Sus ojos color canela por primera vez se cruzaron con los míos.