RESUMEN: El italiano Paolo continúa
causando estragos cada vez que Paulina lo ve, una mañana ella se queda con la
boca abierta mirando como él hace ejercicios y al ir bajando las escaleras
tropieza cayendo justo en los brazos del apuesto vecino....
-Cuidado, bella- le dijo el italiano
Los poderosos brazos de Paolo habían
evitado que Paulina se diera un gran porrazo.
Ella se quedó mirándolo. Por unos instantes pareció perderse en
aquellos profundos ojos azules.
-¿Estás bien?- le preguntó el
-S-si-
Las manos de Paolo sujetaban con fuerza
su cintura. Paulina se puso muy
nerviosa, estaba tan cerca de su boca...
-Yo...
El italiano la ayudó a incorporarse,
Paulina estaba roja
-Gracias- dijo
Él le tomó la
mano y se la besó
-No fue nada-
Algo tenían aquellos ojos azules que Paulina
se sentía encantada al mirarlos
-Gracias- volvió a decir
Él le dedicó una sonrisa y siguió su
camino. Ella se quedó mirándolo hasta
que se perdió a lo lejos.
Paolo no tardó en conseguir un local
para instalar su gimnasio, mandó traer todas las maquinas e implementos
necesarios y contrató a un grupo de obreros para que remodelara el lugar
-En un par de semanas mi gimnasio va a
estar funcionando- dijo el apuesto italiano
-Anótame como tu primera clienta- dijo
Paulina
-A mi igual- agregó Liliana
Todas las mujeres del barrio estaban
locas por el italiano, hasta le llevaban postres a la casa y más de alguna lo
invitaba a almorzar.
-Viejas calientes- decía Paulina
Había otras mujeres que hasta lo
acompañaban a trotar.
Entretanto Miguel, el pololo de Liliana
seguía obsesionado con Paulina y cada vez que iban a casa de esta se quedaba
mirándole las tetas o el culo cuando se
daba vuelta.
-Pensar que usa calzones de los más
chiquititos- decía para si
Aun guardaba el calzón que le había
sacado de la cómoda, lo tenía como un autentico trofeo, a veces hasta se
mandaba alguna paja en honor a Paulina.
-De alguna manera tiene que ser mía, de
alguna manera quiero tocarle esas tetotas y meter toda mi polla en su culo-
Pero llevar a cabo algún plan era complicado,
sobre todo teniendo a Liliana tan cerca.
Una mañana en que Liliana había salido
(Y Miguel lo sabia) el mirón fue a ver a Paulina
-¡Miguel!- exclamó esta ultima al
verlo-¿Qué haces aquí?-
-La Liliana no está, ¿Puedo esperarla
aquí?-
-Es que...
-Por fa-
-Bueno-
Miguel entró y lo primero que hizo fue
mirarle el culo a Paulina, esta lucia una falda blanca y una blusa un tanto
escotada
-Medias tetas- pensó Miguel- ojalá se
agache para poder vérselas mejor-
Como si el deseo de miguel hubiera sido
escuchado Paulina se agachó a recoger algo y su escote dejó entrever un poco
mas de sus blancas y enormes tetas.
-Uuh, las medias weas-
Miguel tuvo una gigantesca erección
-Voy a hacer las camas- dijo Paulina- ve
tele por mientras-
Pero Miguel no tenía intenciones de ver
televisión, se fue tras ella y se puso a mirar como hacia las camas sin que se
diera cuenta
-Que rico culo- pensaba al verla
No había viento como para que le
levantara el vestido.
Miguel miró el baby doll negro que
estaba en el piso, era el que usaba Paulina
-¡Ay!- dijo ella al darse cuenta de que
la estaba mirando-¿No te quedaste viendo tele?-
-No, no daban nada bueno-
-Ya...Eh...yo ya terminé aquí, vamos al
comedor-
Paulina se sentía incomoda con el ahí,
quería que su cuñada llegara rápido para que aquel mirón se fuera
-Es mejor ver tele- dijo
Pero desafortunadamente la falda le
quedó pillada en algo y se le bajó un poco, tan solo un poco, pero fue lo
suficiente como para que Miguel se deleitara con sus minúsculos calzones y su
blanco y perfecto culo.