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RESUMEN:
Paulina y su esposo Héctor deben mudarse a otra ciudad por motivos de
trabajo, al llegar son recibidos por Liliana, la hermanas de Héctor quien tiene
un pololo que mira a Paulina con ardiente deseo y cara de sádico, pero no es el
único que le echa el ojo a Paulina; Ño Floro, un viejo caliente del barrio
empieza a seguirla con la intención de toquetearla...
El viejo apuró el paso. Sus ojos no se despegaron del culo de
Paulina, se saboreaba imaginando que tipo de ropa interior llevaba puesta ella.
-No valla tan apurada, mijita- le dijo
el viejo
Paulina lo miró un tanto molesta, luego
lo ignoró.
-Ps, hey, guagüita rica-
Paulina apuró el paso para llegar luego
a su casa, respiró aliviada cuando lo logró.
-Chao, mijita- le dijo el viejo y le
tiró un beso
-Viejo chancho-
Con el paso de las semanas Paulina
aprendió a moverse con mayor seguridad en la ciudad, se memorizó las calles y
salía sola, sin el riesgo de perderse.
Una mañana que había ido al centro a hacer trámites se encontró con
Ricardo, un ex pololo suyo
-¿Paulina?-
Ella frunció el ceño, no lo había
reconocido en un principio
-¿Ricardo?-
-Hola, Pauli, ¿Cómo estás?-
-Hola, tanto tiempo-
Ricardo era muy atractivo, por un
momento pasaron por la mente de Paulina los buenos momentos que habían pasado
juntos
-¿Estás viviendo acá en Coquimbo,
Ricardo?-
-Hace tiempo, pero no sabía que tu
también vivías aquí-
-Me mudé hace un par de semanas debido
al trabajo de mi pareja-
-¿Te casaste?-
-Si-
-¿Quien es el afortunado?-
-Jijiji, no lo conoces-
-Oye ¿Quieres ir a tomar un café?-
-No, gracias, ando apurada-
-Toma- le entregó una tarjeta- si
necesitas un taxi solo llámame-
-Mmm, eres taxista-
-Si-
Paulina se despidió de él.
Ricardo le quedó mirando el culo.
-No sabía que mijita Paulina vivía aquí,
jejeje, creo que la haré recordar viejos tiempos-
Desde que volvió a ver a Paulina,
Ricardo deseó más que nada tener la
oportunidad de estar de nuevo a solas con ella
-Ojalá que me la encuentre mañana- se
decía cada noche
Y aunque estaba casado con Nora, él
pensaba en Paulina.
Nunca la había olvidado.
-No me importa que esté casada, la voy a
reconquistar-
En el barrio a Paulina le apodaron
"la cuica", por sus ojos claros, su linda piel y porque no miraba a
nadie cuando andaba en la calle
-Se hace la weona- decía la tóxica, una
punk que se juntaba con los borrachos de la esquina, junto a ella estaba
"La tanque", una gorda que también era punk
-Apuesto a que se los come doblaos la
fea de mierda-
Como ninguna trabajaba se pasaban el día
vagando por la calle, pidiéndole plata a la gente para comprarse alcohol o
simplemente asaltando a cualquier incauto en la noche.
Ambas le habían tomado mala a Paulina
porque consideraban que las miraba en menos
-Espérate a que me haga algún desprecio- dijo la toxica- le rompo el
hocico, le dejo pa la cagá esa carita de niñita buena que tiene-
-No sean malas, niñas- dijo Ramona, una
drogadicta que también se juntaba con los borrachos de la esquina, era lesbiana y tenía una
relación con una mujer que trabajaba operando maquinaria pesada en la
construcción.
-¿Que acaso te gusta esa weona, Ramona?-
le preguntó la toxica refiriéndose a Paulina
-Está bien rica-
-Jajaja, bueno, una vez que le saquemos
la chucha te la dejamos pa que le chupes lo que quieras-
Entretanto, Miguel fue a ver a su polola
y rogaba para que esta fuera a visitar a Paulina
-Ojalá que vayamos donde la vecinita-
pensaba-quiero volver a ver ese culito-
No fueron, pero cuando Miguel se
despidió de Liliana decidió echar un vistazo por la ventana de Paulina
-Ojalá esté pelaíta-