jueves, 10 de noviembre de 2016

diario de un corazon enamorado, capitulo 3

RESUMEN: Al curso llega un apuesto compañero nuevo llamado Mario, quien comienza a gustarme poco a poco, pero se que las posibilidades de alguna relacion amorosa son casi imposibles para mi...

 Confieso que me puse muy nerviosa cuando él me miró, fue solo un instante, unos segundos quizás, pero lo suficiente como para hacer que mis mejillas ardieran.
Enseguida bajé la vista, sin saber si él seguía mirándome.  Apuré   el paso hacia mi casa.


8 de mayo
Como les dije: Magali era la más bonita de todo el curso (Quizás de toda la universidad) Además tenía un cuerpo envidiable.  Lo que daría yo por tener una figura como ella.  Claro, era tan estupenda, tal vez por eso Mario no tardó en fijarse en ella.
Era obvio, los chicos como el adoran a las delgadas.
Me sentí muy celosa cuando los vi hablando tan cerca, se notaba que ambos se gustaban, ella jugaba con su pelo mientras le sonreía.  Coqueteo puro.
-Son tal para cual- dijo mi amiga Elsa
Pero yo seguía que Mario era diferente, que no era alguien superficial, que solo estaba siendo engatusado por la tipa esa, confiaba en que no cayera en sus encantos.

12 de mayo
Pero mis deseos iban esfumándose; veía con cierto espanto como la coqueta de Magaly parecía engatusar cada vez más a Mario, este se embobaba cada vez que la miraba.  Claro, hacían la pareja perfecta.
-Se ven tan lindos juntos- decían los otros compañeros
Yo trataba de no hacer caso a esos comentarios, no quería aceptarlo, no quería verlos como pareja, solo yo quería perderme en su mirada.
Pero sabía que era imposible y que tarde o temprano él y Magaly terminarían juntos.
Desdichada de mí, que nunca conoceré al amor más que por efímeras historias de telenovela o por páginas de libros románticos.
Nunca sabré lo que es un beso.



miércoles, 9 de noviembre de 2016

uy, vecinita, capitulo 6

RESUMEN: Miguel aprovecha que Liliana no está y se va a la casa de Paulina con el pretexto de esperar a su polola, Paulina evita su acosadora mirada, pero el odioso la sigue por toda la casa, de pronto el vestido de Paulina se enreda en algo y se le levanta….

Paulina reaccionó rápido y se arregló el vestido  a toda prisa, pero ya era tarde; Miguel ya le había visto todo, quedó alucinado por su minúsculo calzón metido en su blanco culo.
-¡Ay!- dijo ella
Miguel sonreía como un estúpido, pero luego trató de disimular.
Se produjo un tenso silencio.
-S-siéntate a  ver tele- le dijo ella
Miguel se sentó.  Tenía una erección y también trataba de disimularla, pero nada le sacaba de la cabeza lo que acababa de ver: los calzones de Paulina.
Ella se fue a la cocina a guardar la loza.
-Qué vergüenza- pensó- este weon psicópata me vio todo-
Rogaba para que Liliana llegara luego.
Mientras Miguel se saboreaba en el sillón.
-Su culito tan blanquito…
Fue hasta la cocina
-¿Te ayudo en algo, Pauly?-
-¿”Pauly”?- pensó ella- patuo este weon-
-¿Te ayudo en algo?- le volvió a preguntar
-No, gracias-
Por la ventana de la cocina Paulina vio a Paolo en el patio
-El afuera tan solito y yo aquí con este weon tan feo- pensó ella
Miguel se acercó.
-No me molesta tener que ayudarte-
Tomó el plato que estaba secando Paulina y al hacerlo le tomó la mano
En ese momento Paulina divisó con alivio a Liliana por la ventana
-Mira, ahí llegó Liliana-
Ella se dio media vuelta, pero quedó frente a Miguel. Él apoyó sus manos en el lavaplatos dejándola casi sin opción de salir.
Sus ojos se clavaron en Paulina
-Llegó la Liliana- dijo ella un tanto nerviosa
-Si se-
-Permiso-
Paulina le apartó las manos y fue a toda prisa hasta la puerta, iba roja como tomate.
-¡Liliana!-
-Hola, Pauly-
-Te están esperando aquí-
-¿Quién?-
Miguel asomó su fea cara por la puerta, aún estaba caliente por haber visto los calzones de Paulina.  
-Hola, mi amor- dijo y saludó a Liliana con un beso
-Weon cínico- pensó Paulina


Al parecer Paolo también pensaba que Paulina era muy atractiva y cada vez que se la encontraba se quedaban mirándola y le dedicaba una sonrisa.
Paulina también le correspondía y así poco a poco comenzó a sentirse atraída hacia el apuesto italiano, aunque jamás pensaba decírselo, sin embargo las circunstancias la llevarían a algo distinto.


Paolo inauguró su gimnasio y Paulina fue una de las primeras que se inscribió.
Todas las vecinas acudieron al local enamoradas del apuesto italiano, pero este parecía tener ojos solo para Paulina, aunque ella estuviera casada.

Paulina iba de short al gimnasio luciendo sus blancas y lindas piernas que causaban furor entre los vecinos, sobre todo en Ño Ceferino “El burro”
-Uy, mijita- dijo este- ¡Que piernas!-
Paulina lo ignoraba.

A ella le encantaba ir al gimnasio, más que para hacer ejercicio era para ver a Paolo quien lucía apretadas poleras que le remarcaban sus poderosos músculos.
-Mijito- pensaba ella
Estaba largo rato en el gimnasio
-Lo malo es que tengo que pasar en short cerca de esa esquina donde están todos esos borrachos-
-Cámbiate de ropa aquí-
-Tengo que ducharme-
-Por eso; puedes traer tu ropa y te duchas aquí-
-Es buena idea-

Al otro día Paulina le hizo caso al italiano y llevó ropa para ducharse después de los ejercicios.

-El esta tan cerca- pensó en la mientras se desnudaba en la ducha

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sureña de mi alma, capitulo 2

Casi se me escapa un silbido al ver la falda tan corta de la vecina nueva.  Casi, solo me contuve porque estaba mi madre
-¡Mira la faldita de esa!- exclamó ella
Yo sonreí embobado, la nueva vecina tenía una curvilínea figura.  
Mi madre cerró la cortina:
 -Suficiente de estar mirando- dijo

Por la tarde, la señora Elvira, la más copuchenta de todo el barrio ya había averiguado el nombre de la nueva vecina y se lo contó a mi mamá:
-Se llama Érica- le dijo - Y parece que es de esas mujeres que trabajan en locales nocturnos por cómo se viste-
-Viene a puro escandalizar el barrio-

Al contrario de las vecinas del sector, los hombres estaban felices con la llegada de Érica, hasta Don Julián,  el viudo de la esquina se hacia el lindo con ella.
No era raro que cuando Érica volvía de la feria mas de alguno se ofreciera para ayudarla con las bolsas.
Yo solo la miraba de lejos.  Siempre se veía hermosa, a veces con faldas extremadamente cortas que escandalizaban a las viejas cartuchas del barrio y que dejaban babosos a los hombres.
Érica. Solo sabía que se llamaba así, pero poco a poco fue conociéndose más de ella en el barrio; venia desde Temuco y como todos suponían,  antes trabajaba en un local nocturno como bailarina.
-Quizás con cuantos hombres se acostó esta bataclana- decía mi madre - vino a armar escándalos a este barrio tan tranquilo-

Mi madre y otras vecinas parecían odiar a Rebeca, decían que engatusaba  a los hombres y que poco a poco iba a hacer que todos los del barrio cayeran en sus garras para sacarles la plata.
¿Sería tan así? ella a mi me parecía un ángel.