Casi se me escapa un silbido al ver la falda tan
corta de la vecina nueva. Casi, solo me
contuve porque estaba mi madre
-¡Mira la faldita de esa!- exclamó ella
Yo sonreí embobado, la nueva vecina tenía una
curvilínea figura.
Mi madre cerró la cortina:
-Suficiente
de estar mirando- dijo
Por la tarde, la señora Elvira, la más copuchenta de
todo el barrio ya había averiguado el nombre de la nueva vecina y se lo contó a
mi mamá:
-Se llama Érica- le dijo - Y parece que es de esas
mujeres que trabajan en locales nocturnos por cómo se viste-
-Viene a puro escandalizar el barrio-
Al contrario de las vecinas del sector, los hombres
estaban felices con la llegada de Érica, hasta Don Julián, el viudo de la esquina se hacia el lindo con
ella.
No era raro que cuando Érica volvía de la feria mas
de alguno se ofreciera para ayudarla con las bolsas.
Yo solo la miraba de lejos. Siempre se veía hermosa, a veces con faldas
extremadamente cortas que escandalizaban a las viejas cartuchas del barrio y
que dejaban babosos a los hombres.
Érica. Solo sabía que se llamaba así, pero poco a
poco fue conociéndose más de ella en el barrio; venia desde Temuco y como todos
suponían, antes trabajaba en un local
nocturno como bailarina.
-Quizás con cuantos hombres se acostó esta
bataclana- decía mi madre - vino a armar escándalos a este barrio tan
tranquilo-
Mi madre y otras vecinas parecían odiar a Rebeca,
decían que engatusaba a los hombres y
que poco a poco iba a hacer que todos los del barrio cayeran en sus garras para
sacarles la plata.
¿Sería tan así? ella a mi me parecía un ángel.

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