lunes, 7 de noviembre de 2016

Sureña de mi alma, capitulo 2

Casi se me escapa un silbido al ver la falda tan corta de la vecina nueva.  Casi, solo me contuve porque estaba mi madre
-¡Mira la faldita de esa!- exclamó ella
Yo sonreí embobado, la nueva vecina tenía una curvilínea figura.  
Mi madre cerró la cortina:
 -Suficiente de estar mirando- dijo

Por la tarde, la señora Elvira, la más copuchenta de todo el barrio ya había averiguado el nombre de la nueva vecina y se lo contó a mi mamá:
-Se llama Érica- le dijo - Y parece que es de esas mujeres que trabajan en locales nocturnos por cómo se viste-
-Viene a puro escandalizar el barrio-

Al contrario de las vecinas del sector, los hombres estaban felices con la llegada de Érica, hasta Don Julián,  el viudo de la esquina se hacia el lindo con ella.
No era raro que cuando Érica volvía de la feria mas de alguno se ofreciera para ayudarla con las bolsas.
Yo solo la miraba de lejos.  Siempre se veía hermosa, a veces con faldas extremadamente cortas que escandalizaban a las viejas cartuchas del barrio y que dejaban babosos a los hombres.
Érica. Solo sabía que se llamaba así, pero poco a poco fue conociéndose más de ella en el barrio; venia desde Temuco y como todos suponían,  antes trabajaba en un local nocturno como bailarina.
-Quizás con cuantos hombres se acostó esta bataclana- decía mi madre - vino a armar escándalos a este barrio tan tranquilo-

Mi madre y otras vecinas parecían odiar a Rebeca, decían que engatusaba  a los hombres y que poco a poco iba a hacer que todos los del barrio cayeran en sus garras para sacarles la plata.
¿Sería tan así? ella a mi me parecía un ángel.




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