martes, 28 de febrero de 2017

Diario de un corazón enamorado capitulo 10

10
En cualquier otro momento me hubiera entusiasmado con saber que un chico guapo como Luis no paraba de hablar de mí, pero ahora mi mente y mi corazón solo tenían espacio  para una persona: Mario, mi gran y único amor.
-Oye- insistió Fernanda- te dije que Luis no ha dejado de hablar de ti en todo el día-
 -¿Ah? Qué bien-
Yo solo quería saber de Mario, no me importaba que Luis fuera casi tan guapo como él. 

Cuando salí de clases Mario se me acercó:
-Esta tarde a las cuatro, en la playa- me dijo
Y se me erizó la piel de solo escucharlo

Como siempre las horas se me antojaron demasiado lentas y hasta me olvidé de lo mal que Mario me había tratado en la universidad.
Estaba nerviosa. Lo único que quería era verlo, tomar su mano y ojalá esta vez darle un beso.

Antes de irme a la playa me llamaron por teléfono.
Era Luis.
-Quería invitarte a tomar un helado- me dijo
En cualquier otra ocasión hubiera aceptado pues Luis era guapísimo y me habría sentido muy halagada por esa invitación, pero  justo ahora estaba con Mario y mis pensamientos y mi tiempo eran solo para él.
Le dije que no a Luis y este colgó un poco decepcionado.

Rato después ya estaba  en la playa esperando a Mario.
Me dio un beso en la mejilla.
Se veía hermoso como siempre.

     


Los Alvarado cuando eran chicos, capitulo 2

2- Una trampa para la Quela
El Colo se fue por el bajo para que nadie viera que llevaba un caballo.
Mientras tanto el Segundo buscaba su caballo desesperado
-¿Cómo es posible que se lo hayan llevado sin dejar rastro?-
-Yo puedo seguir el rastro del caballo- dijo el Lelo
Y era cierto, el Lelo era experto en seguir todo tipo de rastro.
-A ver, demuéstralo- dijo el Segundo
El Lelo observó el piso
-Por aquí hay huellas de caballo- dijo
y empezó a seguir las huellas del animal.
-Espérame- dijo el Segundo
  La Adriana y el Peca también se le unieron
-Hay una huella mas- dijo el Lelo- alguien se llevó al caballo-
Se metieron por el bajo, el Lelo sin perderle la pista al caballo.
Hasta que a lo lejos lograron divisarlo
-¡Se lo llevan!-
El Segundo corrió a toda prisa
-¡Alto ahí, mierda!-
   El Colo se puso pálido
-¿Pa donde vay con mi caballo, mañoso de mierda?-
El Segundo lo tiró a tierra de un puñetazo
-Pobre de vos si te vuelvo a ver cerca de mi caballo porque te meto bala ¿Entendiste?-
-Si-
El Segundo se montó en su caballo, subió también a la Adriana y se fue a la casa.

De todos los niños de Tongoy Alto el Justino era el más malo.     Vivía con sus padres y su hermana Teresa a los pies de un cerro.
Siempre le gustaba tirarle piedras a los demás niños escondido tras los arbustos.  Una vez le había roto la cabeza al Rodrigo Torrejón y en otra ocasión había soltado a los toros del corral de la hacienda causando gran alboroto entre los campesinos.
Era amigo del Antonio alias el Renegrito, el niño mas mentiroso de todo Tongoy Alto.
   El Renegrito acompañaba al Justino a todos lados.
Esta vez tenían planeado robarle sandías  a Don Nataniel, un viejo que vivía solo en la última casa  de Tongoy Alto
-Ese viejo es re pesao-dijo el Renegrito- y además anda con una escopeta pa todos lados-
-Tenemos que distraerlo de alguna manera-
-¿Y cómo?-
 Fue cuando vieron que la Quela venia del bajo y la llamaron:
-¡Quela!-
La Quela le tenía miedo a casi todo y dudaba en si acercarse o no, pero el Renegrito sabia como convencer a la gente:
-Quela, ven, necesitamos de tu ayuda, es urgente-
La Quela seguía sin acercarse
-Quela, tu podriay salvar Tongoy Alto-
-¿Ah?-
 -El viejo Nataniel tiene una bomba y planea detonarla aquí en Tongoy Alto-
-¿Ah?-
-Solo tú puedes desactivarla-
-¿Yo? ¿Y por qué yo?-
-Se necesita a alguien pequeño para acercarse velozmente a la bomba-
-Quela, tu eres la única capaz de realizar esta misión- agregó Justino
La Quela les creyó, pero  aun tenía mucho miedo pues Don Nataniel era famoso por ser gruñón y por odiar a los niños.
-¿Y?- le preguntó el Justino-¿Lo harás?-
El plan del Justino y el Renegrito era robar las sandias del viejo mientras la Quela lo distraía.
-¿Lo harás o no, Quela?- volvió a preguntarle el Justino
La Quela tragó saliva antes de responder:
-Está bien, lo haré-
 -¡Eso! Serás la heroína de Tongoy Alto-
-Jejeje-

Fueron hasta las cercanías de la casa de Don Nataniel, pero el Segua Varela los vio:
-En algo raro andan estos-
Los niños empezaron a explicarle a la Quela:
-Sobre aquellos tablones está la bomba-
La Quela les creyó y se metió al patio de Don Nataniel