RESUMEN: El gimnasio de Paolo comienza a
funcionar y como era obvio Paulina se inscribe, como ella no quiere irse toda
sudada a la casa Paolo le facilita las duchas del lugar...
Mientras se duchaba Paulina no podía
dejar de pensar en Paolo y en lo cerca que estaba. El se veía tan bien con su polera ajustada,
se le notaban los músculos
-Mijito- volvió a decir Paulina por
enésima vez mientras deslizaba su mano
lentamente hasta su coño. A pesar de que
el agua estaba bastante fría ella tenía calor, el calor que le provocaba la
cercanía de Paolo.
Al salir de la ducha lo volvió a
encontrar, el estaba sin polera levantando unas pesas, sus músculos bañados en
sudor parecían brillar.
Paulina se quedó mirándolo unos
instantes.
-Es tan atractivo...Y esos músculos que
parecen de acero..Mmm...
El se percató que ella lo estaba
mirando, le sonrió. Paulina se puso
roja.
-¿Ya te vas, pauly?- le preguntó el
-Sí, gracias por la ducha-
-Cuando quieras-
Se despidió con un beso en la mejilla,
ella se estremeció al estar tan cerca de él, de aquellos músculos.
-Tengo que dejar de pensar en el- se
decía- no me puede gustar, no me puede gustar, soy casada-
Ño Ceferino pasó a su lado en la calle,
se detuvo y se dio vuelta solo para mirarle el culo
-Mijita- le dijo y empezó a silbarle
-No soy ningún perro para que me
silben- dijo ella molesta
-Uy, tan brava, mijita, asa me gusta,
que se resista, después las disfruto mas-
El viejo sonrió mostrando su boca
desdentada, a Paulina le dio asco
-Viejo chancho-
-¿Sabe cómo me dicen a mí, mijita? ¿Sabe
cómo me dicen?-
-No me interesa-
-A mi me dicen el burro, jejeje, y ya se
puede imaginar por qué-
El viejo hizo un gesto obsceno, pero
Paulina lo ignoró y continuó su camino
-Viejo chancho-
-¿Si? ¿Viejo chancho? ya te quiero ver
cuando vengay solita a rogarme que te lo meta-
Paulina se metió a su casa mientras el
viejo seguía silbándole y tirándole besos
-Viejo weon-
Una mañana en que Paulina había salido a
hacer tramites al centro volvió a
encontrarse con Ricardo, este se ofreció
para llevarla a su casa en su taxi.
-Bueno- dijo ella
La intención de Ricardo era saber donde
vivía Paulina
-Cuando necesites un taxi solo llámame-
le dijo el- te di mi numero-
-Sí, pero se me perdió-
Ricardo quería el numero de Paulina para
así poder llamarla o mensajearla. Ella
seguía en sus pensamientos, también se había obsesionado con ella.
-Así que esta es tu casa- le dijo al
llegar
-Si-
-¿Y estas solita ahora?-
-No-
Cuando Paulina se bajó Ricardo le quedó
mirando el culo
-Sigue igual de rica como siempre-
Ahora que ya sabía donde vivía
Paulina podía ir a verla, pero primero
debía asegurarse que no estuviera el
marido.
Era tanta la calentura que Ricardo
sentía por Paulina que ese día no salió a su habitual recorrido en el taxi, en
vez de eso se quedó vigilando el barrio de Paulina.
Hernán se fue a trabajar temprano.
-Quedó solita-
Ricardo fue a golpear la puerta de
Paulina
-Bah- dijo ella-¿Quien será tan
temprano?-
Llevaba puesta su tenida para el
gimnasio: una polera ajustada y unas calzas negras también muy apretadas.
-¿Será el Paolo que me viene a buscar?-
se preguntó ella emocionada
Abrió la puerta y se sorprendió al ver a
Ricardo
-Ricardo ¿Qué haces aquí?-
-Que linda te ves-
Y sin decir nada mas la tomó por la
cintura, la acerca a él y la besó a la
fuerza.