viernes, 9 de diciembre de 2016

CAMPO, GUITARRA Y VERSO, CAPITULO 4

Juan no quiso preguntar por la guitarra pues estaba muy feliz con los regalos que hasta el momento había recibido.
A mitad de la fiesta, la abuela Eva (Media alegrona de tanto tomar chicha) hizo callar a todos y empezó a tocar una cueca.
A todos les gustaba bailar cueca, incluso a Juan, el niño iba a sacar a bailar a Ingrid, una vecina de su misma edad, pero…
-No, Juan- le dijo la abuela Eva-tú acompáñame a tocar la cueca-
-No tengo con que tocar, abuela-
-¿Y esta guitarra?- preguntó la señora Elsa quien llevaba una hermosa y reluciente guitarra en las manos
-¿Y esa?- le preguntó Juan
-Es tu regalo, hijo, de parte de tu abuela y mío-
-Gracias-
Juan casi llora de emoción, tocó la guitarra: venia afinadita.
-Siéntese al lado mío y toquemos una cueca- le dijo la abuela
  Juan se sentó al lado de ella
-Vamos a tocar “La consentida” – dijo la abuela
Y ambos empezaron a tocar:
“..Déjame que te llame; la consentida….”
La señora Elsa se emocionó al ver a su hijo tocar guitarra
-Toca tan re lindo- decían los vecinos
-Su sueño es ser folclorista, tal como su abuela-
Juan y su abuela se ganaron el aplauso de todos los presentes
-¡Otra, otra!- gritaban
Y Juan y su abuela empezaron a tocar otra cueca.
La señora Elsa miraba muy contenta, pero su sonrisa se esfumó  cuando  vio al hombre que estaba parado en la puerta.
El padre de Juan.



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