viernes, 23 de febrero de 2018

Antonia capitulo 1


  La fiesta está muy animada, las cuecas y los zapateos se escuchan por todo el campo que por esa noche deja de ser silente.  Las tonadas de la abuela Ercilia les gustan a todos y la pista está llena de parejas bailando.
El "pepino" Martínez empina una vez más el codo y se manda al seco el vaso de vino que recién nomas le habían servido, mientras el Julián Gatica intenta conquistar a la esquiva Rosaura quien es la soltera más codiciada de toda la hacienda
-¡Vuelta!- grita la abuela Ercilia
Y los huasos y las chinas cambian de lado sin dejar de bailar.
Así de alegres son las fiestas en la hacienda Santa Teresa, llenas de vida, con mucha cueca y con el sabor pícaro del campo chileno. El patrón Don Fernando organiza estos eventos una vez al mes y todos sus trabajadores y amigos comparten a la par, sin mirar clases sociales ni peleas.
En una de las murallas de la sede, junto a un trofeo del club deportivo local hay colgado un gran cuadro del presidente Allende a quien Don Fernando y todos en la hacienda defienden con uñas y dientes.

-¡Que cante la Antonia!- grita alguien
Las cuecas de la abuela Ercilia han terminado y la gente quiere escuchar a su nieta Antonia de 12 años quien sabe tocar la guitarra y cantar.
-¡Antonia, Antonia, Antonia!- gritan todos en coro
Antonia está en la puerta de la sede junto a Jennifer su mejor amiga y a otros niños de la hacienda
-Quieren que cantes - le dice Jennifer
Antonia sonríe y se acerca a su abuela quien le tiende la guitarra:
-Tóquese una cueca, mi niña- dice la anciana
Y Antonia comienza a tocar, sus dedos son mariposas moviéndose por las cuerdas de la tonada, y comienza la canción:
"Déjame que te llame
La consentida,  
Porque todo consigues, mi vida
con tu porfía..."

Antonia deleita al público con dos cuecas más y luego recibe un gran aplauso antes de regresar a jugar con los otros niños.
Su madre la mira orgullosa:
-Es tan habilosa mi niña-
Su amiga Corina sonríe:
-Está hecha toda una mujer- le dice- pronto van a andar todos los cabros detrás de ella-
-¡Ay no! Yo los voy a espantar con una escopeta-
-Jijiji-
La señora Rebeca sonríe:
-Mi mamá  le va a regalar una guitarra. Ya quiero ver su carita cuando la reciba, ella siempre ha querido tener una guitarra propia-

La señora Rebeca estaba esperando el cumpleaños de Antonia para que le entregaran la guitarra.
Antonia tenía muchos amigos en la hacienda pues era una niña muy amable y simpática, siempre dispuesta a ayudar a los demás aun cuando era muy pequeña.
Jennifer era su mejor amiga, pero Antonia también salía con Ernestina o con Ramón,   salían a pasear al campo o subían los cerros hasta la punta para ver el hermoso paisaje que los rodeaba.
Antonia se tendía sobre el pasto y miraba las nubes. Trataba de buscarles forma.

Esa mañana había salido a buscar leña junto con Jennifer
-El próximo viernes estoy de cumpleaños- dijo Antonia
-Lo sé-
-Mi mamá me quiere hacer una gran fiesta,  quiere que invite a todos mis amigos de la hacienda, dice que me tiene una gran sorpresa-
-¿Qué será?-
Antonia sonrió. Desde chica había anhelado dos cosas: una guitarra y también conocer el mar,  esperaba que la sorpresa fuera una de aquellas dos, aunque sabía que la situación económica de la familia no era de las mejores.
-Por supuesto que tu estas invitada, amiga-
Jennifer sonrió, aunque no sabía que  llevarle de regalo a su amiga.


En las tardes la familia de Antonia se reunía a tomar mote con huesillo o mate y ponían la radio para escuchar las noticias de la capital.
Don Gregorio y la señora Rebeca son adherentes al gobierno de Allende y escuchan con preocupación lo que está ocurriendo en Santiago,  les gustaría estar allá y enfrentarse a los momios que critican el gobierno de Allende, pero no quieren dejar sola la casa, menos cuando estaba próximo el cumpleaños de Antonia
-Mi niña va a cumplir 13 años- dice Don Gregorio emocionado- está  grande ya, es toda una señorita-
Antonia sonríe, le encanta ver reunida a su familia.


Llegó el gran día,  el cumpleaños de Antonia y todos sus amigos estaban ahí.
La señora Rebeca y Don Gregorio se habían rajado con un asado y casi todos en la hacienda estaban invitados. La casa estaba llena de gente, todos muy felices disfrutando de las cuecas, las empanadas y el pebre.
Antonia estaba muy feliz y tenía sus ojitos brillosos, casi a punto de llorar de pura felicidad
-¿Te gusta tu fiesta, mi niña?- le preguntó Don Gregorio
-Sí, gracias, papá-
Se puso más feliz   cuando vio que llegaba Juan, un niño de su misma edad que siempre le estaba haciendo ojitos.
De pronto la abuela Ercilia paró la música:
-Ahora mi nieta Antonia va a tocarnos una cueca-
Antonia se puso roja:
-Préstame tu guitarra, abuela-
-No hace falta, mi niña, mira lo que hay aquí-
 La abuela señaló un paquete envuelto con papel de regalo, en este se dibujaban unas curvas como las de un camino.
El corazón de Antonia latió emocionado y ella sonrió.
Ya sabía lo que era.

martes, 20 de febrero de 2018