viernes, 2 de diciembre de 2016

sureña de mi alma, capitulo 3

3
No pasaría mucho tiempo para que las vecinas empezaran a hablar de Rebeca, ella en verdad deslumbraba cuando pasaba por la calle con sus vestidos tan cortos y sus blusas escotadas.
El primero que se anduvo haciendo el lindo fue Mauricio, un vecino que trabajaba manejando buses, se hizo tan amigo de Rebeca que las viejas empezaron a decir que eran amantes.
-Quizás como embrujó al pobre Mauricio que pasa en su casa nomas- decía la señora Elvira
-Que es exagerada esta vieja- pensaba yo

Pero a la semana siguiente Rebeca y Mauricio caminaban de la mano por el parque
-Lo tiene embrujado- decían las viejas- se nota altiro, esa mujer algo le dio-

Rebeca no tardó en tener problemas, se enteró que María, una de sus vecinas cercanas la andaba pelando por lo que fue hasta su casa y le dio la paliza de su vida, mi mamá me contó que  Rebeca había arrastrado de las mechas a María.
La relación con Mauricio fue muy breve, pero no fue el único que tuvo el privilegio de andar de novio de Rebeca, después le siguieron varios otros y la reputación de ella quedó por los suelos, la gente hablaba pestes de ella, pero a Rebeca no le importaba, ella vivía su metro cuadrado.
Pero ninguno de los novios de Rebeca duraba mucho tiempo con ella.

Hasta entonces ella nunca me había hablado, pero aquella tarde Rebeca venia cargada del supermercado y yo estaba regando el jardín.
-¿Me ayudas?- me preguntó
¿Y cómo le iba a decir que no?



jueves, 1 de diciembre de 2016

Un te amo entre susurros, capitulo 16

Ana María estuvo casi una semana muy triste y Julián siempre se mantuvo apoyándola, dándole ánimo y sacándole sonrisas.
-Gracias, primo- le dijo ella
-Ya olvida a Bernardo, no vale la pena que estés triste por alguien así-
-Sí, tienes razón-

A pesar de que en el desolado desierto había muy pocos paisajes que ver, Julián invitó a Ana María a un paseo esa noche
-El desierto es el mejor lugar para ver las estrellas-
Ana María no quería ir, pero Julián insistió tanto que terminó por aceptar
-Adamas te tengo una sorpresa- dijo el
-¿Una sorpresa? ¿Qué será?-
-Esta noche lo verás-

Aquella noche Julián la llevó al desierto.   El cielo estrellado se veía más majestuoso  que nunca.
-Esto es maravilloso- dijo ella
-Y mira-
Julián había tendido un mantel sobre la arena, puso encima una botella de vino y comida
-Es una sorpresa para ti-
-Ay, gracias, primo, te has portado tan bien en estos días. Has sido como un ángel-
Se sentaron sobre el mantel
-Gracias- dijo ella una vez más.

Compartieron un lindo rato, ella no dejaba de mirar las estrellas y sonreír. Se veía preciosa y Julián quería decirle que la amaba, pero ella podía pensar   que él se estaba aprovechando de la situación, así que como siempre prefirió callar.

Ana María no dejaba de agradecerle por la sorpresa
-Te pasaste, primo, eres un ángel-
Le dio un sonoro beso en la mejilla
Julián se quedó inmóvil por unos instantes.
Cada día se sentía más enamorado de ella.