viernes, 2 de diciembre de 2016

sureña de mi alma, capitulo 3

3
No pasaría mucho tiempo para que las vecinas empezaran a hablar de Rebeca, ella en verdad deslumbraba cuando pasaba por la calle con sus vestidos tan cortos y sus blusas escotadas.
El primero que se anduvo haciendo el lindo fue Mauricio, un vecino que trabajaba manejando buses, se hizo tan amigo de Rebeca que las viejas empezaron a decir que eran amantes.
-Quizás como embrujó al pobre Mauricio que pasa en su casa nomas- decía la señora Elvira
-Que es exagerada esta vieja- pensaba yo

Pero a la semana siguiente Rebeca y Mauricio caminaban de la mano por el parque
-Lo tiene embrujado- decían las viejas- se nota altiro, esa mujer algo le dio-

Rebeca no tardó en tener problemas, se enteró que María, una de sus vecinas cercanas la andaba pelando por lo que fue hasta su casa y le dio la paliza de su vida, mi mamá me contó que  Rebeca había arrastrado de las mechas a María.
La relación con Mauricio fue muy breve, pero no fue el único que tuvo el privilegio de andar de novio de Rebeca, después le siguieron varios otros y la reputación de ella quedó por los suelos, la gente hablaba pestes de ella, pero a Rebeca no le importaba, ella vivía su metro cuadrado.
Pero ninguno de los novios de Rebeca duraba mucho tiempo con ella.

Hasta entonces ella nunca me había hablado, pero aquella tarde Rebeca venia cargada del supermercado y yo estaba regando el jardín.
-¿Me ayudas?- me preguntó
¿Y cómo le iba a decir que no?



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