miércoles, 4 de enero de 2017

SUREÑA DE MI ALMA, CAPITULO 6

-¿Cómo un muchacho tan lindo no tiene polola?-
Sus ojos me inquietaban, me ponían más nervioso, parecían desnudarme, yo me sentía intimidado y ella parecía notarlo.
-¿O te dan miedo las mujeres?- me preguntó
-N-no-
-¿Seguro?-
Se sentó a mi lado, sentí calor, mucho calor
-Se…Seguro-
Sonrió.  Dios, Que linda era su sonrisa.
-Bueno, te dejo ir tranquilo, de seguro tienes muchas cosas que hacer, gracias por ayudarme-
-De nada-
Salí de la casa un tanto aliviado, ignorando que mi corazón se quedaba ahí con ella, que sus ojos y su sonrisa habían anidado en mi interior.

¿En qué momento me empezó a gustar Érica? Si yo siempre lo único que hacía era mirarla desde lejos Jamás la hablé.
  Tal vez me gustaba porque representaba todo lo que yo no era: un espíritu rebelde y libre.
Ahora la veo y recuerdo el olor de su perfume, recuerdo su risa y las margaritas que se le forman cuando se ríe.
Sí, me enamoré de Érica, mi sureña hermosa.

Y una mañana la volví a encontrar cuando fui al pan..
Me puse a tiritar como si estuviera hecho de gelatina
-Hola- me dijo
Dios, lucia hermosa.  Hizo que mi garganta se secara y que mi pulso se acelerara
-Hola- le dije como un autómata
-Nunca más fuiste a visitarme. ¿Tan mal te caí?-
-No-
Y de improviso me tomó del brazo


martes, 3 de enero de 2017

Un te amo entre susurros, capitulo 19

Julián se quedó impactado durante unos segundos, eso era lo que tanto había soñado; un “Te amo” de Ana María, pero eso no era un sueño, estaba pasando de verdad. Por primera vez Julián no se inquietaba al ver los ojos de Anita.
Ella tomó la iniciativa y se acercó:
-Ya bésame de una vez ¿No?- le dijo
Y sucedió lo que Julián jamás creyó posible: un beso con Ana María.  Un instante sublime, mágico para él.
-Te amo, Ana María-
Julián le tomó la mano y volvió a besarla, y las incontables estrellas fueron las testigos de ese y de muchos otros besos que siguieron esa noche.

Roxana estaba feliz:
-Qué bueno que salió todo bien, Jijiji, yo sabía que iban a terminar juntos-


Los días que siguieron fueron de ensueño para Julián; además de los besos ahora podía tomar a Ana María de la mano y pasear por las calles del pueblo sin que nadie lo reprochara.
Tenían toda una  vida para compartir y para Julián no había otra cosa más bella que escuchar a Anita diciéndole “Mi amor”
-Estoy viviendo un sueño- pensaba el

Ajeno a tanta felicidad, Rómulo Roldán, el hombre de mayor fortuna en el pueblo había ganado mucho dinero en sus negocios últimamente y mandó a construir una gran caja fuerte en su casa donde metió la ganancia.
Muy pronto este hecho estaría muy ligado a Julián.

Todo empezó cuando el Manco Araya llegó al pueblo atraído por el rumor de la fortuna guardada en aquella caja fuerte.

lunes, 2 de enero de 2017

Campo, guitarra y verso, capitulo 6

Juan guardó su guitarra con cuidado. Era su regalo soñado, lo que tanto había deseado y que por fin estaba en sus manos.
-Tenis que cuidarla po, Juan- le dijo su madre
-Si, como oro-

Al otro día, Juan estaba bajo la sombra de un pimiento tocando guitarra, tocaba tonadas folclóricas y su voz se la llevaba el viento que soplaba con fuerza a esa hora.
De pronto escuchó unos aplausos:
-Bravo- dijo alguien
Era un hombre vestido  con un elegante traje de huaso
-Tocay muy re lindo y también cantay bien-
Juan nunca antes había visto a ese hombre, aunque le resultaba extrañamente familiar
-¿Quién es usted?- le preguntón
-Me llamo Robinson y al igual que tu, me gusta la cueca-
-¿De veras?-
La señora Elsa siempre le había advertido que nunca debía hablar con extraños, pero había algo en aquel forastero que inspiraba confianza en Juan.
-Me llamo Juan- le dijo
-Eres un niño muy habiloso, Juan-
-¿Es verdad que usted también toca cueca?-
-Así es,  tengo un grupo que se llama "Los pergoleros" y estamos de visita en el pueblo vecino, nada más y nada menos que un mes-
-Mi abuela también es folclorista-
Robinson sonrió
-¿Que canciones te sabes?-
-Casi todas las de Víctor Jara y Violeta Parra- 
-¿Puedes tocar una?-
-Si-
Y Juan empezó a tocar "Run Run se fue pal norte" y Robinson lo miraba orgulloso y emocionado a la vez, con la alegría de un padre que por primera vez está frente  a su hijo