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En cualquier otro momento me hubiera entusiasmado con saber
que un chico guapo como Luis no paraba de hablar de mí, pero ahora mi mente y
mi corazón solo tenían espacio para una
persona: Mario, mi gran y único amor.
-Oye- insistió Fernanda- te dije que Luis no ha dejado de
hablar de ti en todo el día-
-¿Ah? Qué bien-
Yo solo quería saber de Mario, no me importaba que Luis
fuera casi tan guapo como él.
Cuando salí de clases Mario se me acercó:
-Esta tarde a las cuatro, en la playa- me dijo
Y se me erizó la piel de solo escucharlo
Como siempre las horas se me antojaron demasiado lentas y
hasta me olvidé de lo mal que Mario me había tratado en la universidad.
Estaba nerviosa. Lo único que quería era verlo, tomar su
mano y ojalá esta vez darle un beso.
Antes de irme a la playa me llamaron por teléfono.
Era Luis.
-Quería invitarte a tomar un helado- me dijo
En cualquier otra ocasión hubiera aceptado pues Luis era
guapísimo y me habría sentido muy halagada por esa invitación, pero justo ahora estaba con Mario y mis
pensamientos y mi tiempo eran solo para él.
Le dije que no a Luis y este colgó un poco decepcionado.
Rato después ya estaba
en la playa esperando a Mario.
Me dio un beso en la mejilla.
Se veía hermoso como siempre.
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