sábado, 11 de agosto de 2018

Miriam, capitulo 1


Capitulo 1
Apenas canta el gallo los trabajadores de la hacienda Los Robles comienzan a salir de sus casas.  Unos presurosos, otros bostezando. Todos se dirigen a la oficina de Raimundo el capataz quien les dará las ordenes que ha dejado el patrón y designará a cada uno la labor que les corresponde.
Todos esperan sentados en las bancas que hay afuera de la oficina.
De pronto se escucha un gran estruendo
-¿Qué es eso?- pregunta Don Fabo, el más copuchento de todos
Se asoma y ve una gran polvareda en la cuesta.
-Alguien viene-
Una carreta se aproximaba a toda carrera, iba cargada con maletas y colchones.
-¿Y eso?- preguntó Don Fabo
La carreta era conducida por una bella mujer, de cabellos dorados, piel blanca y ojos azules como el océano.  En la parte trasera de la carreta, además del montón de cosas venían cinco muchachas, todas igual de hermosas como la conductora.
-¡ Válgame dios!- exclamó Don Rosendo, uno de los mas lachos de la hacienda ¡Pero miren que ramillete de flores!-
La mujer detuvo la carreta frente a todos los hombres, al hacerlo levantó  una nueva polvareda.
Cuando el polvo se dispersó la mujer esbozó una bella sonrisa. 
-Buenos días- dijo- ¿Me pueden decir cómo llegar hasta la vieja casona Maturana?-
Don Rosendo fue quien contestó:
-Es re fácil, mijita; siga por este camino hasta el fondo, después doble a la izquierda. La primera casona que va a encontrar es la casona Maturana-
-Muchas gracias-
La mujer movió las riendas del caballo y la carreta se puso en marcha una vez más.
Don Rosendo lanzó un largo silbido
-¡Vaya montón de chiquillas lindas, oiga!-
-¿Quienes serán?-
Don Fabo, quien se conocía todas las copuchas de la hacienda fue quien contestó:
-¿No saben que vendieron la casona Maturana? Esa mujer es la nueva dueña-
-¿Qué?  Pensé que Don Valerio la iba a comprar-
-Al parecer el terco de Cornelio Maturana no se la quiso vender-
-Chuu... Don Valerio va a estar furioso-
-Sí, el siempre  quiso quedarse con esas tierras-
-¿De qué hablan los copuchentos?- preguntó Augusto Martínez, quien siempre llegaba atrasado
-Vendieron la casona Maturana y todas esas tierras-
-Y la dueña es preciosa- agregó Don Rosendo
En ese momento apareció Raimundo y los huasos guardaron silencio. No era prudente hablar ese tema frente al capataz, podría decírselo a Don Valerio.

Entretanto la mujer seguía manejando la carreta por aquellos polvorientos caminos, con sus hijas atrás, en medio  de todas sus pertenencias
-¿Cuanto falta, mamá?- preguntó Alba, la mayor
-Ya queda poco, hija- dijo la conductora
La mujer se llamaba Miriam y había cierta tristeza en sus ojos.  Era la nostalgia por dejar atrás toda una vida en la ciudad, por tener que empezar de cero en el campo.
Su esposo Saturnino había fallecido en un horrible accidente de tránsito y ella se había quedado viuda con sus hijas. De eso hacía ya más de un año.    Le costó mucho a Miriam superar la pena, pero  tuvo que aprender a salir adelante por sus hijas, trabajó en un restaurant y con eso solventó muchos gastos.
Se llevó una gran sorpresa al saber que su esposo había dejado una buena suma de dinero destinada a comprar las tierras que pertenecieron a la familia Maturana.
-Tal vez la vida en el campo nos siente bien- pensó  Miriam
Y decidió mudarse a las cercanías de la  hacienda los Robles, aunque no tuviera idea de cómo es la vida en el campo.
-Espero estar haciendo lo correcto- se dijo

Al fin divisaron la casona Maturana
-¡Es enorme!- Dijo Roxana
Un hombre las estaba esperando,  se trataba de Cornelio Maturana.
Miriam y sus hijas bajaron de la carreta. Las muchachas estaban aliviadas, por fin el viaje llegaba a su fin.
-Buenos días, señoritas-  dijo Cornelio
-Buenos días- dijeron todas
-Pase por aquí, Miriam, el notario ya está adentro esperando para que firmemos los papeles-
-Espérenme aquí, niñas-
Miriam entró mientras las muchachas la esperaban.  Las hermanas eran cinco: Alba, la mayor, Roxana, Emilia, Julieta y Carla, esta ultima había quedado muda hace un par de años, todos ignoraban el por qué, pero de un día para otro perdió la voz.
-Este lugar es hermoso- dijo Roxana
-Habrá que trabajar mucho para sacar adelante estas tierras- dijo Alba
-¿Por qué el dueño habrá decidido venderlas?-
-¿Habrán muchachos en la hacienda vecina?- preguntó Julieta
-Tú solo piensas en eso-

Adentro Miriam y Cornelio firmaban los papeles de compra venta de la casa.
-Bien- dijo Cornelio- la casona y todas estas tierras ahora son todas suyas, Miriam-
-Aun no comprendo por qué las vende-
-Quiero ir a vivir cerca del mar, ese ha sido mi sueño siempre y con este dinero me alcanza para estar cómodo un par de años-
El hombre se despidió y luego se fue junto con el notario.
Miriam le hizo una seña a sus hijas:
-Pasen, niñas-
Las muchachas se abalanzaron sobre la casa entre gritos y risotadas, empezaron a revisar el lugar y a elegir habitaciones.
-El lugar es enorme- no dejaba de decir Alba
La casona tenia además del enorme jardín un  invernadero muy bien cuidado
-Al parecer al señor Maturana le agradaban mucho las flores- dijo Julieta
-¡Ayúdenme a bajar las cosas de la carreta!- dijo Miriam


Entretanto, en la gran casona de los Robles, Don Valerio se enteraba de la venta de la casona Maturana
-¡Cornelio es un maldito terco!- gruñó -¿Por qué no quiso venderme sus tierras?-
A su lado estaba Mauricio, su mano derecha en cualquier tipo de asunto, un tipo frio que solo vivía para servir a Don Valerio
- Hay rumores de que le vendió esas tierras a una mujer- dijo el hombre
-¡Una mujer!-
-Así dicen-
-Quien haya sido no estará mucho tiempo en ese lugar-


Fue un día agotador para Miriam y sus hijas, después de bajar todas las cosas de la carreta tuvieron que ordenar sus habitaciones y la casa.  
-Ya descansemos un rato ¿Si?- dijo Julieta- hemos estado acarreando y moviendo cosas toda la tarde-
-La casona debe verse impecable- le dijo Alba- ¿O quieres que esté todo desordenado y cochino?-
-Podríamos ordenar después. Podríamos salir  a recorrer las tierras, tal vez..
-¡Eso después! Deja de ser tan floja-
Miriam tuvo que calmar a sus dos hijas. Alba y Julieta no se llevaban muy bien.

Antes del anochecer recibieron la visita de Don Valerio Robles
-Buenas tardes- dijo -Usted debe ser la nueva dueña de estas tierras. Mucho gusto, mi nombre es Valerio Robles-
-Un gusto, caballero. Me llamo Miriam y estas son mis hijas-
-Bienvenida a esta hermosa región-
-Muchas gracias-
-Seré breve; Cornelio Maturana nunca quiso venderme estas tierras y de la noche a la mañana se las vendió a usted, ¿Es acaso familiar suyo?-
-Don Cornelio y mi difunto esposo tenían un trato desde hace mucho-
-Eso no me importa, quiero saber en cuanto me vende todo. Estoy dispuesto a pagar lo que sea-
-No voy a vender estas tierras, Don Valerio, mi esposo las compró para mis hijas y para mi-
-El campo es un lugar muy duro para un grupo de mujeres solas ¿Piensan arar la tierra ustedes? ¿Arreglarán las cercas ustedes? No, eso es trabajo de hombres-
-Eso es machismo-
-Dígame ¿Cuánto pagó su  esposo por estas tierras? le daré el triple-
Miriam abrió los ojos de par en par. La cifra que ofrecía aquel hombre era una cantidad enorme.
   


lunes, 7 de mayo de 2018

Como sobrevivir siendo un tímido en Tongoy, capitulo 3


Miro disimuladamente mi entrepierna con la esperanza de que el cierre del pantalón esté abierto solo un poco, pero no. Esta abierto de par en par, se pueden ver mis calzoncillos de He-man .
Trago saliva ¿Como me subo el cierre sin que los demás de la fila se den cuenta?
Miro a todas partes, la niña bonita está conversando con unas amigas, los otros igual.
¡Hazlo ahora!
Pero apenas acerco mis manos al cierre noto que la Yesenia, me está mirando
-Que no se haya dado cuenta- pienso- por favor, dios, que no se haya dado cuenta-
-¡Fórmense bien!- dice una voz
Mi cara vuelve a cambiar, del susto pasa al desagrado. Es Don Sergio, nuestro profesor jefe. Me desagrada mucho.
Es nuestro profesor jefe desde el año pasado y desde entonces no ha hecho más que ponerme apodos o molestarme. Me puso el cabeza de tortilla y desde entonces los otros me llaman así.
La fila se ordena, intento disimular mi cierre abierto, espero que Don Sergio no se dé cuenta.
-Hola, carita de tortilla- me dice
-Hola- le digo aunque de mala gana
-Y tan re peinado que vienes-
Me pasa la mano por el pelo y me chasconea...Y con lo mucho que le costó a mi mamá hacerme el peinado. 
-Que no se dé cuenta- vuelvo a rogar y veo con alivio que se aleja
Intento arreglarme el cierre, pero Don Sergio nos manda a formarnos en el centro del patio.
Es hora del discurso de Don Víctor.
El himno nacional comienza a escucharse por los alto parlantes, yo hago como que canto mientras  disimuladamente me arreglo el cierre del pantalón.
Respiro mas aliviado, pero solo por un momento porque veo que en la fila está el Nicolás Villalobos, con su sonrisa burlona. Creo que será otro año difícil.
Don Sergio pasa entre las filas de las niñas y los niños viendo quien canta y quién no.  Yo disimulo y muevo la boca para que crea que canto.
Después del himno viene el discurso de Don Víctor.  Nos dice que está muy contento de tenernos un año más en la escuela, que le pongamos empeño y que no hagamos tantas maldades o recibiremos un "ximenaso" 
-Aquí tengo a la Ximena- dijo Don Víctor mientras enseña una varilla
La Ximena. La temida Ximena, una varilla al parecer hecha de una rama de guayacán, Don Víctor la usaba para pegarles en el poto a quienes se portaban mal.
Mas de alguno recibió alguna vez un "ximenaso"  , yo le tenía terror, esperaba nunca tener que recibir uno.
El acto se acaba con un gran aplauso para Don Víctor quien termina diciendo "Vayan a sus salas"
Entramos a la sala, el  Juan está a mi lado, hablando con una niña que se sentaba atrás.
Don Sergio  entra a la sala
-Buenos días, niños- dice
-¡Buenos días, Don Sergio!- respondemos todos
Comienza a decir que este año quiere sacar el curso sin repitentes, después se pone a bromear
-Que no venga pa acá- ruego- que no venga pa acá-
Don Sergio va preguntando los nombres a cada niño. Miro atento cuando llega a la niña bonita, esa que vi antes de entrar.
Belén, así se llama.
Belén y Jetulio. Suena bonito, aunque es imposible que algo así suceda, las niñas bonitas como ella nunca se fijan en los feos como yo, a menos claro que tenga plata, pero yo no tengo ni un solo peso.
De  todas formas me encanta verla, es hermosa.
-¿Que tanto miray, pao?- me pregunta alguien
Conozco esa desagradable voz, es Nicolás Villalobos, el muy idiota ya ha comenzado a molestarme
-Te hace falta un combo parece- me dice- un combo que te quite esa cara de tonto-
No le hago caso y pongo atención a lo que dice Don Sergio quien sigue hablando.


La llegada del recreo siempre es un alivio, el Juan y yo nos sentamos en una banca mientras el patio se llena de gritos y risas, los niños   salen a divertirse.  Algunos juegan a las bolitas, otros juegan al pillarse, algunos conversan y las niñas juegan a saltar la cuerda mientras que el quiosco de la Pasa se llena de niños que quieren comprar golosinas.
Belén ya logró hacerse de una amiga, la veo pasar conversando con la Coni, ni se da cuenta de que no dejo de mirarla.
El recreo se pone desagradable cuando el Nicolás comienza a molestarme. Juan arranca y yo me veo obligado a entregar mi colación,   un pan con palta que me preparó mi mamá.
-Está rico- dice el Nicolás mientras de dos mordidas se termina mi sándwich.
Me moriré de hambre durante toda la mañana.

Fue un mal primer día de clases, yo creo que lo único bueno fue haber conocido a Belén.  

Belén,  en los siguientes días no hago más que mirarla con la boca abierta. Es tan bonita, pero ¿Sabrá ella que existo? Yo creo que no.

Don Sergio también nos hace educación física, aunque él solo nos manda, porque nunca lo he viso trotar
-¡Hoy vamos a trotar cinco vueltas alrededor de la escuela- dijo
Hubo murmullos de desaprobación. 
Yo esperaba no cansarme tanto, aunque empezaba a ocurrírseme una idea:
-¿Y si trotaba al lado de la Belén?  tal vez así se diera cuenta de que yo existo.
Empezamos a trotar, los más hábiles del curso parten adelante, yo no pierdo los pasos de la Belén.   Estoy cerca, muy cerca de ella, va junto a una amiga.
Logro alcanzarlas, casi no se percatan de mi presencia.
Tras unos segundos la Belén me mira. Me pongo rojo, como un tomate.
-¿Y este?- pregunta la otra niña
La Belén se e3ncoge de hombros. Yo la miro fijamente.  Es tan linda y huele tan rico, me dan ganas de abrazarla.
-¿Se te perdió algo aquí con nosotras?- me pregunta
Voy tan pegado mirándola que no me fijo por donde voy corriendo.
Tropiezo y me saco la cresta frente a la Belén y al resto del curso. 
 


   

La chica de mis sueños, capitulo 4

Por un instante los ojos de águila de Mario se quedan mirándome. Me ha amenazado y confieso que estoy un poco temeroso, es el matón del curso, no sé si podré ganarle en una pelea ¿Y si Alejandra ve como me sacan la cresta? no, eso sería terrible, una vergüenza mas para mí.  
Salgo al patio con mis otros compañeros (intento mantenerme lejos de Mario y sus ganas de golpearme) miro a Alejandra. Se ve hermosa con el buzo del liceo...Bueno, ella siempre se ve hermosa.
El profe parece que se ha electrocutado pues su pelo es un caos y hacen que su cabeza se vea enorme, no por nada le apodan cabezón.
Nos hace trotar por alrededor de la cancha, algunos de mis compañeros miran como sicópatas como se mueven los pechos de las niñas al trotar.
Miro  una vez más a Alejandra. Mi vista baja hasta sus pechos, se mueven arriba y abajo provocativamente.....Dios ¡Que calor hace de repente!

La clase termina y yo estoy agotado, maldito cabezón, creo que nos odia, no veo otra razón por la que nos haga tantos ejercicios.
Hora de irse a casa, como siempre espero a Emily.  
Veo pasar a Alejandra....¿Mencioné lo hermosa que se ve con el buzo del liceo? me quedo boquiabierto mirándola.  Ella ni siquiera volta hacia donde yo estoy.  Soy invisible.
Emily por fin aparece
-¿Vamos?- me pregunta
Llevamos una cuadra cuando siento un empujón.
Aterrizo con mi trasero en el piso y veo a Mario de pie  frente a mí.
-¿Así que andabay sacando la madre?- me pregunta.
Emily sale en mi defensa
-Oye ¿Qué te pasa?¿por qué lo empujas?-
-Este huevón y yo tenemos cuentas pendientes-
Una patada en mis canillas me hace soltar un garabato por el dolor. Me pongo de pie, Emily sigue  encarando a Mario furiosa.

-¡Déjalo tranquilo!- le dice, pero Mario insiste en querer golpearme, me mira como si fuera un tigre acechando a su presa
-Disculpa por haberte ofendido- le digo
Mario Sonríe:
-Ya es tarde para eso- dice y aparta a Emily
Me toma del pecho, siento su asqueroso aliento a papas fritas
-¿no sabes pelear como hombre?- me pregunta
-Ya te pidió disculpas, ahora déjalo- le dice Emily
Un grupo de niños se detiene a ver, imploro porque entre ellos no esté Alejandra
Aparto a Mario de un empujón
-¡Ya te pedí disculpas, déjame tranquilo!-
-UUUU- gritan todos
Tengo que hacer algo o voy a quedar como un cobarde frente a todos.
El grupo de niños aumenta, ahora son casi cien
-¡Pelea, pelea!- gritan

Son como hienas hambrientas esperando ver sangre ¡Malditos copuchentos!
Un puñetazo da de lleno en mi rostro. Mario ha comenzado a atacar. Pega duro el bruto, siento un terrible dolor en mi mejilla y por un instante me tambaleo.
Es la primera vez que me pegan un combo.  Duele
Mario repite la dosis, esta vez en mi otra mejilla.  Mis piernas tiemblan y mis ojos se ponen llorosos. Emily intenta calmar a Mario, pero este está enceguecido, no escucha razones.
Un tercer combo me tira a tierra, Mario  se sube encima mío y descarga mas combos sobre mi cara.
Uno, dos, tres, veinte....No siento mi rostro, se adormece después de tanto castigo.
Emily por fin consigue apartar a ese salvaje de mi lado, Mario se para victorioso y recibe la ovación de los allí presentes. Es el ganador, el que le pega a todos, el que manda en el curso. ¿Yo? yo soy basura.
Dios, que Alejandra no haya visto esta carnicería.
Emily me ayuda a ponerme de pie. Otros dos niños se acercan para ver como estoy, casi ni puedo hablar, mi cara está demasiado hinchada. Maldito Mario.
Emily y un niño llamado Ernesto me acompañan a la casa. Mi mamá casi se desmaya al verme así. 
-Fue Mario- le dice Emily
Mi mamá echa el mundo abajo
-¡Criminal! ¡Se tiene que ir preso! ¡Voy a dejar la embarrada mañana en el liceo, ese niño es un delincuente no te puede haber hecho eso!-

Me llevan al consultorio.  Una semana de reposo me dieron. Maldito Mario, cuanto lo odio, por su culpa no voy a ver a Alejandra en una semana.

Mi rostro comienza a dolerme, me veo al espejo y me veo deforme, con un ojo morado y la mejilla extremadamente hinchada. maldigo a Mario una vez más.

Esa noche no sueño con Alejandra, a mi mente se vienen otra vez los golpes de Mario sobre mi rostro y los gritos de Emily suplicándole para que se detuviera.
Maldito seas, Mario.

11 de  marzo.
Llevo tres días en la casa y estoy muy aburrido. ¿O es que extraño demasiado a Alejandra? no he dejado de pensar en ella ni un solo minuto y ruego una vez más porque no haya visto como Mario me sacó la cresta.
Emily vuelve a visitarme, ha venido todos los días. Quiero preguntarle por Alejandra, pero sé lo que dirá "¿Para qué preguntas por alguien que ni te mira?"
Emily me dice que ella  se ha hecho que se ha hecho muy amiga de Kasandra y que ahora se sientan juntas.
Lo único que me faltaba; ahora me voy a tener que sentar solo. Eso pasa por faltar a clases.
Maldito Mario.

Emily también me presta sus cuadernos para ponerme al día con las materias.

16 de marzo
Por fin vuelvo a clases.
Voy un poco nervioso, no me agrada tener que encontrarme con Mario.
¿Donde está Alejandra? La busco por todas partes con la mirada, pero no la encuentro

Dejo mi mochila en mi puesto y noto que hay una mochila al lado que no es de Emily ¿Quien se sentará conmigo ahora?
De pronto escucho una dulce voz, es ella, es Alejandra, pero no viene sola, viene hablando con otro niño y parecen muy entretenidos.
 

jueves, 12 de abril de 2018

Antonia, capitulo 3



Antonia quería gritar de terror al ver como sus padres eran asesinados por los militares, pero comprendió que si lo hacia la descubrirían.
-Mamá, papá...
Los militares subieron los cuerpos a un camión.  Antonia quiso enfrentar a los uniformados y vengar a sus padres, pero el miedo la tenia paralizada. No podía creer que ya nunca más vería a sus padres.
-Los mataron...
Escuchó otro disparo y presintió de que se trataba: su abuela, probablemente también había sido asesinada por aquellos hombres de uniforme.
-Me quitaron a mi familia....
-¡Revisen bien la casa!- ordenó  un militar
Antonia comprendió que  lo mejor era correr lejos.
Huyó sin mirar atrás, con los ojos llenos de lagrimas  y el llanto atorado en la garganta.
Sus padres, su abuela, todos habían sido asesinados.

Corrió por casi una hora y llegó sin  aliento a casa de su tío Enrique
-¡Tío!- gritó desde afuera-¡Tío!-
Un enorme perro le salió al paso
-¡Tío, tío, el perro!-
El fiero mastín sacó la cabeza por entre los palos de la cerca amenazando con morder a Antonia
-¡Sale perro!-
Para alivio de la niña la puerta se abrió y un hombre regordete salió, era su tío Enrique.
-¡Ya basta, Duque!- gritó y el perro retrocedió obediente
-¡Tío Enrique!-
El hombre frunció el ceño, tardó unos segundos en reconocer a Antonia y abrirle la puerta.
-Antonia ¿Qué haces aquí?-
La niña lo abrazó
-Tío, mis papás, los milicos...Los..Los..
-¡Cálmate!  Respira hondo y una vez que te calmes me cuentas todo-
Antonia respiró hondo y trató de tranquilizarse
-Los milicos, fueron ellos...Llegaron...Fueron a la casa y asesinaron a mis papás y a la abuela...
La niña volvió a romper en llanto  
-Debemos entrar a la casa-
Enrique la llevó adentro y le dio un vaso con agua y azúcar.
 -Eso te tranquilizará-
-Gracias, tío-
-¡Milicos de mierda! Sabía que tarde o temprano vendrían aquí, pero tus padres son porfiados-
-Dijeron que viniera a tu casa, que tú me cuidarías-
Enrique puso mala cara.
-Sí, supongo que sí- dijo
La casa de Enrique tenía un solo dormitorio, pero el hombre no quiso perder la comodidad de su cama:
-Vas a tener que dormir en el sillón, Antonia-
-No importa, tío-
-Te traeré unas frazadas-
Antonia se dejó caer pesadamente sobre el sillón y otra vez se puso a llorar
-¡Papá, mamá, abuela!-  
-¡Ya deja de llorar!- le dijo Enrique- después habrá tiempo para llorar a los muertes, ahora debemos estar preparados, los militares podrían venir-
  Todavía no acababa de decir esas palabras cuando estaban tocando la puerta
-Deben ser ellos ¡Escóndete, Antonia!-
Antonia se metió bajo la cama.
Enrique abrió la puerta y un grupo de militares entró a la casa
-¿Cuál es tu nombre?- le preguntaron
-Soy Enrique Garcés-
El militar revisó  la casa por completo
-Parece que no hay nadie- dijo- vámonos-
Los uniformados se fueron y Antonia pudo salir de su escondite.
Enrique apretaba los puños.
-Yo sabía que todo esto iba a pasar, tus padres eran porfiados-
Le pasó algunas frazadas a Antonia
-Ten y vete a dormir en el sillón-
-¿Los milicos no van a volver?-
-No, ya revisaron la casa-
-Gracias por esconderme, tío-
-No sé en que estaban pensando tus padres, yo apenas tengo para comer ¿Como cresta voy a mantener a una cabra chica?-
-No tengo donde más ir, Tío-
-Lo sé, acuéstate y mañana pensaremos en algo-
Antonia se acostó, pero no pudo dormir en toda la noche, cada vez que cerraba los ojos recordaba aquellas horrendas imágenes de su madre siendo acribillada por los militares.
-Mamá, papá, abuela...

Al otro día Enrique hizo que Antonia se levantara temprano
-Acompáñame- le dijo-  iremos a ver si aún queda alguien con vida-
Salieron y el panorama era desolador: la mayoría de las casas habían sido consumidas por las llamas

lunes, 26 de marzo de 2018

Como sobrevivir siendo un tímido en Tongoy capitulo 2


capitulo 2:
No sé si reírme o ponerle mala cara a la señora Nena, con tijera en mano me dice que me hará el corte tipo vasenica.
En la escuela me molestan por ser callado, imaginen cuando me vean con un corte como ese, no van a parar de burlarse en todo el año.
-¡No!- me apuro a decir
-Te asustaste ah, jijiji-
La miro feo, pero respiro aliviado.

Al final me hace un corte decente. Mi mamá queda conforme
-Ahora si pareces gente- me dice

Queda apenas un día para  entrar a clases y yo estoy intranquilo. No por mi corte de pelo sino por lo pesados que son los niños conmigo. Tengo un compañero, el Nicolás Villalobos que no para de molestarme, me pone apodos y una vez hasta me esperó escondido atrás de un árbol solo para sacarme la cresta.
Pobre de mí, hasta escupitajos me llegaron.
Yo no sé pelear muy bien, siempre he sido un niño muy pacifico y cuando veo algún conflicto   trato de alejarme lo más posible. Una vez me tocó arrancar de unos niños de otro barrio, querían pegarme, pero afortunadamente mi primo Saúl apareció como caído del cielo y los espantó.

Es hora de almorzar. Mi mamá hizo pastel de choclo, le queda exquisito,  yo siempre pido dos platos y esta no es la excepción. 
-Tu taita otra vez se fue a tomar- dice mi mamá un tanto molesta- apuesto que anda metido en el San Carlos-
Sospecho que en un rato mas lo irá a buscar, mientras tanto se pone a disfrutar del pastel de choclo. En verdad esta riquísimo.
Aun es verano y hace mucho calor, salgo un rato a sentarme en el banquito que hay afuera de mi casa. Por la calle aun se pueden ver varios turistas y a ratos se forman tacos. El bullicio es enorme, pero sé que en un par de días el barrio volverá a estar tranquilo y sin tanta bulla.
-Hay helado Savory helado-
Se me hace agua la boca, me gustaría tomarme un helado, pero no hay plata, mi mamá no ha hecho lavados y la poca plata que dejó mi papá es para la feria del lunes.
El heladero pasa por mi lado y me mira como diciendo "Cómprame helados, niñito, cómprame helados"   
Me encantaría en verdad, pero no puedo, miro hacia la playa, se ve hermosa.
El heladero se pierde calle abajo y sus gritos se van ahogando poco a poco.
-¿Queris un helado?- me pregunta alguien
Es Juan, mi único amigo, tiene una casa en la playa y su papá trabaja en la mina Jeepito. El Juan ha sido mi amigo desde el kínder, es flacuchento como yo, pero no tan tímido, es bueno para la pelota y cuando grande quiere ser como Carlos Caszely. Lástima que no sea bueno para los combos, sino me defendería del Nicolás cuando este me pega.
-¿Queris un helado?- me vuelve a preguntar
La respuesta es obvia, se me hace agua la boca por un helado.
El Juan me muestra un montón de  monedas
-Mi papá está de pago- dice
-Alcancemos al heladero-
Corremos tras el heladero, por unos minutos me olvido de la orden de mi mamá de quedarme sentado en el banquito y no ir a ninguna parte, pero hace mucho que no tomo un helado y además se veían tan ricos. 
Por fin logramos alcanzar al hombre. Juan le compró dos helados de chirimoya alegre
-Son los helados más ricos de todo Tongoy- dijo el hombre  mientras sonreía enseñando su dentadura en mal estado.
Volvimos al banquito afuera de mi casa.  Mi mamá y la de Juan estaban en la puerta
-¿Donde fueron?-
Juan se puso pálido, como la Luna
-¿Donde fueron?- pregunta mi mamá
-Mira, mamá- le dije- el Juan me compró un helado
La mamá del Juan casi le vuela la jeta de una cachetada, mi pobre amigo dejó caer el helado y se puso a llorar
-¡Este cabro desgraciado me robó plata!- dijo la señora
Juan  se calla, es evidente que su madre no miente, él le  había robado la plata.
La señora se lo lleva de una oreja a la casa, de seguro le espera un par de correazos. Pobre amigo mío.
Mi mamá me mira molesta:
-Te dije que no salieras a la calle-
-Perdón, mamá-
Me tira las orejas. ¡Eso duele! me entra a la casa y el resto de la tarde me la paso leyendo un libro de cuentos.

Mi papá aparece cerca de las seis, cayéndose de borracho y oliendo muy mal.
Mi mamá comienza a regañarlo y se inicia una larga discusión entre ellos. Yo prefiero no escuchar, me distraigo mirando una revista de bicicletas. Me encantaría aprender a andar en bici, sería fabuloso,  aunque no tengo bicicleta, pero siempre he soñado con que me regalen una.

Mi papá se acuesta y mi mamá comienza a calentar agua en un tarro. No teníamos ducha,  nadie en el sitio la tenia. Éramos muy pobres, pero mi mamá se ilusionaba con que algún día tendríamos nuestra propia ducha.

El agua está rica. Calentita
-Bien restregada la espalda- dice mi mamá
Con un viejo paño me voy pasando por todas partes del cuerpo (incluso donde no da el sol)
Tomo once temprano (un rico pan amasado con un vaso de leche con chocolate) luego me voy a acostar con los nervios devorándome por completo. No quiero volver a la escuela, no quiero.
Me quedo dormido cerca de las dos de la mañana, sueño puras tonteras y el despertador me mata del susto, luego aparece mi mamá:
-A levantarse que hay que ir a la escuela-
Me cuesta levantarme, a regañadientes me levanto y tomo desayuno.    
  Mi mamá me peina con el pelo bien engominado, como si una vaca me hubiera pasado la lengua por la cabeza.
-Bien habiloso- me dice y me da un beso en la mejilla
Quiero despedirme de mi papá, pero llega a roncar.
Me voy al colegio, afuera está helado, extraño mi tibia camita, me dan ganas de devolverme.
El Juan me alcanza en la esquina, le pregunto si le pegaron mucho porque se robó la plata, pero no responde.

Yo estudio en la escuela F-174, voy en cuarto año B, es un hermoso establecimiento, me agradaría mas si no estuvieran algunos niños pesados como el Nicolás Villalobos o el Romilio. Nunca se cansan de molestarme.
Faltan diez para las ocho y la puerta de la escuela se llena de niños, compañeros y amigos que se reencuentran tras el verano, otros van por primera vez a estudiar, como los niños de kínder quienes son acompañados por sus padres y uno que otro se pone a llorar.
Don Víctor, el director de la escuela está parado en la puerta y les da la bienvenida a todos. Me cae bien, siempre tiene una palabra amable para mí o mi familia. Es un gran director.
Veo a algunos de mis compañeros, me saludan y yo con un hilillo de voz les respondo.
Entro a la sala y pongo mi mochila en la fila junto a la ventana, cerca del profesor y lejos de los niños malos del curso, también me sirve para escuchar mejor la clase.
Veo que entra una niña, bonita como ninguna. Es nueva, no estuvo en los años anteriores con nosotros. Su pelo se mueve suavemente mientras camina a su puesto. ¿Cómo se llamará?  Me quedo mirándola largo rato. Que linda es.
Suena la campana y toca salir a formarse. Seguramente Don Víctor dará un discurso y se entonará el himno nacional.
Me pongo en la fila, no soy muy alto por lo que me pongo de los primeros, vuelvo a mirar a la niña bonita, pero disimuladamente
-¿Que anday vendiendo?- me pregunta el Juan
-¿Ah?-
-¿Que anday vendiendo?-
No le entiendo hasta que me apunta la entrepierna con un dedo:
-Tienes el cierre abierto-
¡Cresta! ¿Y ahora como me lo subo sin que los demás se den cuenta?   



La chica de mis sueños capitulo 3


capitulo 3: bochorno en clase de inglés
¡Vaya momento! En la puerta de la sala los ojos de Alejandra y los míos están frente a frente por primera vez. Solo fueron unos segundos, Me puse rojo, quise decir algo, un "Hola" tal vez, pero de mi boca no sale ningún sonido y Alejandra se aleja rumbo al patio.
Me quedo parado como un imbécil.
Emily por fin me alcanza
-¿Vamos?- me pregunta 
La sigo, aun con la imagen de aquellos ojos color canela clavándose en los míos.

El recreo transcurre normal, escucho las risotadas de Mario desde un rincón del patio mientras busco a Alejandra con la mirada.
Emily me da de su colación, alfajores argentinos, están deliciosos. Ella siempre trae colaciones ricas, pero nunca se las come, le da una o dos mordidas y luego me las regala.


El resto de la jornada transcurre sin grandes novedades, aunque me duele la cabeza. El primer día de clases siempre es muy tedioso.
Hora de volver a casa.
Mi mamá me llena de preguntas:
-¿Cómo te fue? ¿Cómo es tu curso? ¿Son desordenados tus compañeros?
Respondo lo que puedo y luego de almorzar me voy a recostar, quiero dormir un poco para que se me pase el dolor de cabeza.
Vuelvo a soñar con Alejandra, sueño que me habla, que se enamora de mi, pero cuando estoy a punto de darle un beso despierto.

8 de marzo
Ya van dos días de clases.
A cada rato miro a Alejandra, de reojo, para que no se dé cuenta.  Cada día me parece más bella,  me gusta y mucho ¿O tal vez estoy enamorado? Si pudiera le escribiría un poema, aunque creo que nunca me antevería a dárselo.
No me he hecho amigo de nadie, en cambio Emily si, habla mucho con Kasandra, una compañera que se sienta al final de la sala. Espero que Emily no se cambie de asiento y me deje solo aquí.
Es día miércoles y nos toca con la profesora más pesada que hay, tiene el pelo rojo como un congrio y la boca demasiado grande. Vieja fea, evito por sobre todas las cosas mirarla. Nos hace inglés y no para de escribir en la pizarra.
Emily anota todo en su cuaderno. ¿Yo? Yo no dejo de pensar en Alejandra, es tan bonita, me he memorizado cada detalle de su bello rostro, hasta creo que podría dibujarla en el cuaderno.
Suspiro.
-¿Y por quien suspira tanto, joven?- pregunta una voz
No hago caso y sigo metido en mis pensamientos, Mi lapicera comienza a trazar líneas sobre el cuaderno, quiero dibujar a Alejandra y sus ojos color canela
-Anda en las nubes parece- dice la voz
El curso se pone a reír,   Emily me da un codazo y me doy cuenta que la vieja de inglés esta parada frente a mí.
-¿En qué o en quien piensa tanto, joven?- me pregunta
Me pongo rojo, no sé qué decir, todo el curso me está mirando, incluso Alejandra. ¿Qué hacer? Deseo que toquen la campana para salir a recreo y librarme de la vieja y de todas las miradas, pero aún falta mucho
-¿Cual es su nombre?- pregunta la vieja
-Bernardo-
Mi voz suena raro, me aclaro la garganta.
-¡Mas fuerte!- exige la vieja-¿Cual es su nombre?-
-Bernardo- vuelvo a decir, esta vez mas alto
-Bueno, Bernardo ¿En qué piensa?¿Que es tan importante que lo distrae de la clase?-
-No, nada-
-Piensa en su polola-
Me rio como un idiota, sigo rojo. Miro a Emily en busca de ayuda, esta se encoge de hombros.
-¿En quién piensa pues?- insiste la vieja
Me encojo de hombros ¿Qué respuesta espera?  No puedo decirle que pienso en Alejandra frente a todo el curso
-Pase al frente- me dice
¡Por la cresta! Como si no tuviera suficiente con la vergüenza que me hacía pasar ahora debía pararme frente a la clase.
Lo hice. De reojo miré a Alejandra, estaba muerta de la risa. ¿Se reía de mi? probablemente.
La vieja se puso a escribir algo en la pizarra
-Me va a traducir estas tres oraciones me dice luego entregándome un plumón.
Soy un cero a la izquierda en inglés. ¿Qué rayos dice en la pizarra? ¿Existen esas palabras? pa mi que la vieja las está inventando para ponerme en ridículo.
Respiro hondo. Calma, debo mantener la calma y pensar, el inglés no puede ser tan difícil ¿O sí?   Hay mucha gente que lo habla.
-Traduzca- dice la vieja
La mirada de todos está sobre mí, sudo como un condenado. ¿Qué hago? ¿Que escribo?
Quedaré como un tonto frente a Alejandra, frente al curso.
Miro a la vieja, esta cruzada de brazos esperando a que responda. Trago saliva
-No se traducir, señorita- le digo
-Entonces ponga más atención en clases-
-Sí, profesora-
-Vaya a sentarse, tiene una anotación negativa-
Eso era malo, nunca en mi vida había tenido una anotación negativa. Mi mamá me iba a matar.
Me siento
-Eso te pasa por no poner atención-  me regaña Ely
-Es más flojo el hueon-  dice Mario
Odio la clase de inglés.

Ese mismo día, pero en la ultima hora nos toca  educación física.
Me pregunto cómo se verá Alejandra con el buzo del liceo. Tiene una linda figura, me imagino que debe verse estupenda.
Nos toca ir a cambiarnos ropa a los camarines, voy entrando tranquilamente cuando alguien grita en mi oído:
-¡Hazte a un lado, mierda!-
Me queda sonando un pitito...¿Quién cresta fue? Miro el rostro burlón de Mario y lo insulto, le saco la madre.
La sonrisa desaparece de su rostro, me toma del cuello
-Viene el profe- dice Juan
Mario me suelta, pasa el dedo índice por su cuello:
-Después vamos a arreglar esto- me dice
Trago saliva, creo que estoy en lios.