miércoles, 25 de enero de 2017

uy vecinita capitulo 11

Resumen: Tras haber tenido sexo en el gimnasio con Paolo, Paulina sale confiada, pero todos los que estaban ahí han escuchado sus gritos....

Paulina no supo qué hacer, casi todos los que estaban en el gimnasio voltearon a verla.  Había muchas mujeres, pero también algunos hombres , todos esbozaban una sonrisa, habían escuchado sus gritos de placer cuando Paolo se lo metía. 
-¡Ay no!-
Paulina salió del gimnasio a toda prisa
-No vuelvo más acá, ya no-
Todo el camino se fue recordando lo que había pasado con Paolo.
Ella nunca había engañado a Héctor.
Hasta ahora.
-La cagué, tenía que haberme resistido- se mordió los labios- pero es que él es tan rico...

Estuvo nerviosa todo el día ¿Sería capaz  de disimular ante Héctor?
-¿Que hice? ¿Qué hice?  Mas encima todo el gimnasio me escuchó....¡Que vergüenza!  Ojalá que no me haya escuchado alguien conocido sino estoy perdida-

Cuando Héctor llegó Paulina se esforzó por disimular su nerviosismo, pero él se dio cuenta
-¿Que tienes? te noto intranquila-
-No, nada-

Para colmo Liliana y Miguel fueron de visita, el muchacho no dejaba de mirar a Paulina, ella no olvidaba que había intentado besarla a la fuerza y evitaba mirarlo, pero ni la inquietud que le provocaba Miguel borraban sus nervios por lo que había ocurrido. 
Todavía le parecía sentir en sus labios los ardientes besos de Paolo.  Nadie nunca la había besado con tanta intensidad, con tanta pasión.  
Cuando Liliana y su pololo se despidieron, este último le cerró un ojo a Paulina
-Aweonao- pensó ella

Por la noche Paulina se daba vueltas de un lado a otro de la cama.  Todavía sentía por todo su cuerpo las caricias de Paolo, sus besos en las tetas, su verga penetrándola...
-Mijito...
Y la sensación de culpa volvió a esfumarse.

Por la mañana la toxica y los demás alcohólicos estaban reunidos en el sitio eriazo de la esquina  molestando a todo aquel que pasara por la calle mientras se tomaban unas cervezas
Paulina pasó con su hijo
A la toxica y a la tanque les caía mal.
-Ahí va la weona que se cree cuica, weon- dijo la tanque
Paulina ni les hizo caso.
Ño Ceferino se unió al grupo y empezó   a tirarle besos:
-Paulinita, venga-
El viejo se imaginaba tocando aquel cuerpo tan blanco
-Venga, mijita, yo le voy a enseñar lo que es bueno-
-Ordinarios- dijo Paulina
Y cuando pasó de vuelta volvieron a molestarla
-Se hace la weona y apuesto a que se lo come doblao-
Paulina apuró el paso.

Por  la tarde Héctor le tenía   una sorpresa: una invitación a cenar en el mejor restaran de la ciudad
-Dejamos al seba con la Liliana- dijo Héctor
Bueno-
-Podríamos aprovechar de irnos a algún motel después,  mañana no trabajo y podemos salir hasta tarde-
-Jijiji, me gusta la idea-
Era la oportunidad perfecta para pasar un buen rato junto a su marido y olvidarse de lo que ocurrió con Paolo.

Liliana también tenía planes para esa noche y por   supuesto que incluían a Miguel
Continuará...


 

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