RESUMEN: Todo parece ir bien para
Paulina y Hernán en su nueva casa, pero ella se encuentra con un ex pololo que
se obsesiona nuevamente por tenerla.
Entretanto, Miguel, el pololo de su cuñada también parece estar
obsesionado con Paulina, la mira como un sicópata y al anochecer se acerca a la
ventana de la casa para ver si puede sorprender a Paulina en paños menores....
Miguel se acercó sigilosamente a la casa
de Paulina, con mucho cuidado fue hasta la ventana, aunque había cortina, pero
esperaba poder ver algo aunque sea.
Pero...
-¡Puta la wea! no se ve nada-
Su calentura hacia ella era tanta que
quiso aventurarse hasta la ventana del dormitorio, pero también le fue mal
-Cresta, pero ya tendré ocasión de verla
sin ropita, jejeje-
Miguel se marchó sin dejar de pensar en
Paulina de quien estaba obsesionado.
Ana Paula, la arrendataria del último
piso se había ido y el lugar quedó
desocupado.
Liliana puso un letrero "Se
arrienda el tercer piso" en el portón
-Ojalá que sean buenos vecinos los que
lleguen- dijo Paulina
Ya se había acostumbrado a la
tranquilidad del vecindario (lo único malo eran los borrachos que los fines de semana se juntaban en el
sitio eriazo de la esquina, aunque fuera de sus risotadas no hacían mucho daño
-Ya arrendamos el tercer piso- dijo un
día Liliana
-¿A quién?-
-Se llama Paolo, es un italiano súper
guapo que parece actor de cine-
-¿Habla español?-
-Sí. Ay, si vieras el acento que tiene-
lanzó un suspiro- vay a quedar con la boca abierta cuando lo veas-
Paulina creyó que solo eran
exageraciones de Liliana
-Eso lo dice de pura enamorada que es-
Pero el día en que el italiano llegó
pudo comprobar con sus propios ojos lo guapo que era: alto, de contextura
atlética, piel blanca y hermosos ojos azules.
-Te dije que era guapo- le susurró
Liliana
Paulina tardó unos instantes en
reponerse de la impresión, se quedó mirando como el italiano ayudaba a
descargar sus muebles del camión de mudanzas, este cruzaba miradas con ella
cuando pasaba a su lado con los pesados muebles, Paulina intentaba disimular,
pero no podía evitar sonreírle.
-Mira como te hace ojitos- le dijo
Liliana
-¿A mí? adonde-
Cuando Paolo terminó de descargar las
cosas se acercó a saludarlas a ambas y como todo un caballero a la antigua besó
primero la mano de Liliana y luego la de Paulina, esta se estremeció al sentir
el contacto, los ojos del italiano se clavaron en los de ella, pero al
contrario de lo que le provocaba Miguel, la mirada del italiano le agradaba.
-Mucho gusto- dijo en un claro español,
con un leve toque italiano- soy Paolo-
-Soy Paulina- dijo ella con la voz
tiritona+
-Con permiso, bellas, voy a ordenar las
cosas-
-Adelante-
Paolo subió al tercer piso
Liliana miró a Paulina
-¿Te diste cuenta?- le preguntó
-¿De qué?-
- De cómo te miró, casi te come con los ojos-
-A donde-
-Italiano desabrido- dijo Miguel quien
acababa de llegar
-No tiene na de desabrido- le dijo
Liliana
Paulina se metió a su casa, la presencia
de Miguel la inquietaba y mucho.
Liliana no perdía la oportunidad de ir a
pechar a casa de Paulina y ese día fue a almorzar sin que la invitaran, para
colmo fue con Miguel quien no dejaba de mirar a Paulina
-Este weon me pone nerviosa- pensó Paulina-
parece sicópata-
Liliana y Paulina salieron a comprar y
Miguel se ofreció para poner la mesa
-Jejeje, esta es mi oportunidad-
El degenerado entró en el dormitorio
matrimonial y empezó a revisar los cajones de la cómoda.
Se encontró con la ropa interior de
Paulina
-Uy,. Así que estos son los que usa-
Se puso a revisarlos y se llevó uno como
trofeo.
Entretanto en el negocio Liliana y
Paulina volvieron a encontrarse con el italiano

No hay comentarios:
Publicar un comentario