martes, 17 de enero de 2017

Doña patas negras, capitulo 3

RESUMEN: Mi apuesto sobrino llega a vivir a la casa y no puedo evitar sentir deseo hacia él, a pesar de que se que está prohibido para mi...

Al otro día mi sobrino salió a trotar bien temprano.  Salió con una polera apretadita, tan apretadita que se le notaban los músculos
-Buenos días, tía- me dijo    
Me dio un sonoro beso en la mejilla.
Sus músculos tan cerca de mí, me provocaban tantas cosas...
-Es mi sobrino- me repetía a mi misma- Es mi sobrino, no debo pensar esas cosas-
Pero es que se veía tan guapo que me costaba no echar a volar mi imaginación. 

Julio empezó a estudiar en la universidad y llegaba en las tardes.  Yo por supuesto lo esperaba con la cena lista, ahí también aprovechábamos de conversar, el me contaba de cómo le iba en los estudios.  Era muy habiloso y ya estaba haciendo muchas amistades.
Yo lo miraba atentamente, perdiéndome a ratos en sus ojos azules.

Sin querer (Y aun sabiendo que era prohibido) me fui enamorando de él, de sus ojos, de sus gestos, de cómo me trataba.  Por supuesto que jamás iba a decírselo o al menos eso creía yo.

Una tarde mi sobrino había salido con sus amigos.  Se hizo la noche y yo estaba muy preocupada pues el aun no volvía.
-Pedro, son las once y el Julio aun no llega-
Pero a mi marido parecía no interesarle:
-Deja que el cabro se divierta, mujer-
No podía hacer eso así que me quedé levantada esperándolo. 
Cerca de las tres de la mañana llegó bastante borracho.
-¡Tan tarde, Julio! ¿Donde andabas?-
Apenas podía sostenerse en pie así que lo ayudé a llegar hasta su pieza
-Gracias, tía linda-
Me dio un beso en la mejilla
-Acuéstate mejor-
Pero cuando quise ayudarlo para que se acostara nos caímos los dos encima de su cama, yo quedé montada sobre él.
-Ay...
Estaba tan cerca, nuestros rostros solo a escasos centímetros...
No pude evitarlo; le di un beso.



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