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La planta de proceso de productos lácteos
estaba necesitada de personal por lo que Don Mauricio (Jefe de planta) no tardó
en publicar la noticia en el diario.
Tampoco tardaron en aparecer los interesados.
Alguien que necesitaba la pega era Cecilia
quien había estado cesante hace más de cinco meses. Tenía
cuatro hijos y con el sueldo que su marido ganaba no le alcanzaba.
A él no le hacía mucha gracia que ella
trabajara, pero no había otra opción si no quería pasar zozobras
Cecilia hizo rápidamente un curriculum y lo envió.
Cecilia era un poco tímida, pero soportaba
todo con tal de ayudar a su familia.
Su vecina Inocencia se alarmó al enterarse
que Cecilia trabajaría en aquella empresa:
-Hay puros cahuines ahí- dijo- las mujeres
son re copuchentas y los hombres re lachos-
-Yo voy a hacer mi trabajo no me voy a
meter en cahuines-
Un día miércoles Cecilia recibió el llamado
que tanto esperaba de la planta, le avisaban que se presentara al otro día
temprano.
El jueves a primera hora ella se presentó
en la planta.
El guardia la hizo esperar
-Tiene que esperar a que llegue la señora
encargada del personal- le dijo
Cecilia tuvo que esperar y mientras lo hacía
veía como iba llegando la gente a trabajar:
había varios chicos guapos en el lugar.
Cecilia era muy mirona y disimuladamente se
fijaba en el paquete de los
hombres. A veces, cuando su marido no
estaba fantaseaba con hombres guapos que veía en la televisión o con algún
vecino atractivo. Imaginaba sus pollas
metidas en su boca y ella chupándolas sin ninguna vergüenza.
-Mmm, que rico- pensaba Cecilia cuando veía
a algún hombre guapo.
Cecilia era muy caliente en la intimidad y
cuando su marido se lo metía gritaba como chancha y pedía mas...Siempre pedía
más.
Por fin llegó la señora encargada de
personal
-¿Quiénes son los nuevos?- preguntó
Cecilia se acercó, había otras cinco personas que también postulaban a un puesto, entre ellos un chico
muy guapo que no dejaba de mirarla.
-¿Y ese mijito rico?- se preguntó ella
Y disimuladamente le miró el paquete
-Se dice que estos flacos tienen la media
wea-
-Señora- le dijo la mujer encargada,
Cecilia reaccionó
-¿AH? ¿Eh? Perdón ¿Si?-
-Ponga sus datos acá-
Le pasaron una hoja y un lápiz para que
escribiera sus datos luego le dieron un delantal
-A los leones- le dijeron
Cecilia entró muy nerviosa a una sala donde
tenían las botas, era la antesala a la planta
-Habrá que cambiarse de ropa nomas- dijo
Empezó a bajarse los pantalones sin fijarse
que Caupolicán, uno de los cargadores la estaba mirando
-Ay oye- exclamó el hombre
-AAAY..
Cecilia se cubrió instintivamente
-Patudo, salga de aquí o grito-
-Tranquilita, yo solo vine a lavarme las
manos-
El viejo no dejaba de mirarle las piernas
mientras sonreía como un demente
-¡Salga o grito!-
-Vos soy weona como se te ocurre cambiarte
de ropa aquí, para eso hay camarines-
Cecilia se puso roja, una mujer entró a la
sala
-¿Que pasa aquí?- preguntó y se sorprendió
al ver a Cecilia en calzones
-Yo..Yo creí que había que cambiarse de
ropa aquí-
-No, mi niña, hay camarines, vístete y anda
a cambiarte de ropa allá-
Pero cuando Cecilia iba a ponerse el
pantalón resbaló y cayó de rodillas frente a la verga de Caupolicán
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