Durante La clase miraba a Mario, pero él ni caso me hacia
-¿Qué le pasa? Ayer era tan cariñoso, hasta me dijo bonita- miré
a Magaly- de seguro ella le metió ideas en
la cabeza-
Recién a la salida de clases Mario me habló:
-Espérame en la esquina- me dijo a la pasada
Mi corazón saltó de gusto al oírlo.
Le hice caso y lo esperé en la esquina como él quería.
Me sorprendió al saludarme con un beso en la mejilla.
-¿Cómo estás?- me preguntó- hoy no hemos tenido mucho tiempo
para hablar-
-Pensé que ya no querías hablarme, como te vi con Magaly…
-Sí, es amiga mía, pero es un poco pesada a veces-
-¿A veces? Siempre-
-Jajaja, sí, siempre-
Me ayudó a llevar la mochila, otra vez volvía a ser el muchacho amable del día anterior.
Y las sorpresas seguían: me dejó boquiabierta cuando me invitó a salir
-¿Me estás hablando enserio?- le pregunté
-Muy enserio-
Nunca nadie me había invitado a salir.
-Vamos a dar un paseo por la playa- me dijo
-¡Ya!-
Me encantaba la idea: pasear por la playa y luego ver juntos
el atardecer. Que romántico.
-Mañana a las cuatro-
-Está bien-
Se despidió con un beso en la mejilla y yo quedé feliz.
Al otro día era sábado por lo que al no tener clases no sabía
qué hacer y me impacienté. Mario era mi único
pensamiento, no sabía qué hacer para que las horas pasaran luego
-Ojalá que todo salga perfecto-

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